¡Arriba el periscopio!
El capitán, orgulloso de su tripulación y entusiasmando por estar al mando del submarino más moderno de la Armada, dio la orden con voz enérgica:
¡Sacar el periscopio!
Pegó su ojo al visor y miró.
¿Y qué vio?
- Un chimpancé recitando poemas de Bécquer.
- Una sirena nadando a estilo mariposa en una piscina de agua salada y con olas.
- Un jugador de baloncesto que medía más de tres metros de altura.
- Un ratón muy mosqueado, que con cara de pocos amigos, perseguía a un tigre.
- Un inmenso mar de color verde con olor a menta (bueno, lo del olor, se lo supuso el capitán, ya que desde el periscopio se podía ver, pero no oler).
- Un sabio loco, que asombrosamente tenía respuestas para todo.
- Un cocodrilo con dentadura postiza.
- Una playa con polvo de oro en vez de arena.
- Un elefante con visera y gafas de sol, tumbado en una hamaca gigantesca.
- Un político con un coeficiente intelectual alto (en este caso, puede que el criterio del capitán no haya estado excesivamente acertado).
- Otros políticos acusados por varios casos de corrupción (en esta ocasión lo que vio el capitán se ajustaba totalmente a la realidad).
- Un león con peluquín.
- Enormes nubes de algodón dulce.
- Una Miss Mundo con tres carreras (¡Y luego dicen que las guapas son tontas!)
- Un loro que trabajaba en la ONU como traductor.
- Un cobarde que no tenía miedo.
- Y un valiente (presunto) que al menor ruido (¿de sables?), se escondía debajo de la mesa.
- Un delfín resolviendo ecuaciones matemáticas.
- Un hombre, que cuanto más comía más delgado estaba.
- Un caballo de carrera jubilado por que tenía reuma.
Y quizás, volvió a equivocarse el capitán (la verdad, es que era algo miope), cuando afirmó haber visto a un Presidente de Gobierno (ignoramos el país), que nunca decía mentiras (a un marinero de la tripulación que se le escapó la risa cuando lo oyó, y acabó tres días arrestado en su camarote).
Siguió y siguió viendo cosas el capitán a través de su periscopio, hasta que se hizo de noche, y esperó a que de nuevo el día siguiente le trajera nuevas imágenes (¿extrañas, irreales, quién lo sabe?)
Conclusiones:
El pensamiento es libre, y la imaginación también.
Cada cual controla lo que piensa.
Pensar no hace daño, aunque se piensen tonterías.
Hay que ejercitar la mente, mejor que dejarla siempre en blanco.
¡Nadie puede pensar por mí!
Paco Arias.
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