El Pensamiento Positivo Creativo

El pensamiento positivo creativo es el germen de la vida autoconsciente. Es el inicio de la conciencia humana, entendida como creadora de la realidad y del mundo. Es quien nos puede hacer personas capaces de relacionarnos con nosotros mismos, y con nuestro entorno, de forma armónica y equilibrada.

La vida es cambio y evolución. Nunca estamos parados, el movimiento es parte indisoluble de la vida. Los seres humanos somos diferentes de los vegetales. Aunque tampoco baste producir gruñidos con las cuerdas vocales para significarnos como personas.

Algo más allá de las conductas animales nos convierte en seres únicos. Y ese algo que nos permite ser conscientes de que somos y existimos, es el pensamiento. Y específicamente el pensamiento positivo creativo.

Todo cuanto hay en el mundo que habitamos, en lo que ilusoriamente llamamos realidad, fue primero, en algún momento, pensamiento. Y lo fue dentro de la consciencia de alguien. Si no se ha pensado, nada puede existir. Al menos para nosotros.

Cualquier cosa que se te ocurra, incluidas las emociones, primero debes pensarlo. Antes de colocarlo en el mundo real, todo cuanto imagines debes crearlo en tu cerebro. Tu mente debe darle forma, color, olor, solidez. Y la increíble oferta de llévese un pensamiento positivo creativo y pague dos, también, por supuesto. Faltaría más.

Un objeto debe ser captado por la retina como un impulso bioeléctrico, efecto de la frecuencia de onda de luz visible perceptible por el ojo humano. Desarrollado por la evolución de las antenas propagadoras de la vida y la percepción, el ADN. Después ser transmitido por el nervio óptico al cerebro.

Y el cerebro no crea la realidad como una fotografía exacta. Más bien, genera una complicada red de operaciones computacionales en distintas partes del mismo. Construye una representación de la información exterior, analizando y combinando todos los elementos individualmente, por separado, pero al mismo tiempo.

Cuando todo ese conjunto de procesos culmina, se forma el pensamiento de la imagen. En un microsegundo, aparece la figura dentro del cerebro. Y en él, y solo en él, imaginamos que el pensamiento, el objeto, está en el exterior. Y no, como tal, solo está en la mente. El mundo real, las formas, los colores, los sonidos, la solidez, todo, no existe fuera de nuestro cerebro.

En ese Cosmos extraordinario e insondable solo existen radiaciones, energía vibracional que nuestra percepción transforma en realidad. Por tanto, por ejemplo, el color no es una propiedad física, sino una propiedad de nuestro sistema de percepción, del sistema nervioso.

El pensamiento produce la imaginación de la realidad, que a su vez crea la ilusión de la verdad. La incógnita a despejar de la ecuación siempre es el pensamiento positivo creativo, el Sumo Hacedor de la percepción: “El pensamiento es la única cosa del Universo de la que no se puede negar su existencia. Negar es pensar” (José Ortega y Gasset).

El pensamiento positivo creativo es la herramienta, el nexo de unión, que enlaza el Universo, la energía, el Todo, con la criatura, el ser autoconsciente, la persona, contigo. Y el uso que hagas de él condicionará como será tu vida. La comprensión completa de la grandeza de su funcionamiento permitirá tu superación personal. O tu abandono, renuncia y desgracia.

El pensamiento positivo creativo puede llevarte al convencimiento de que la consecución del éxito en la vida, sea este lo que sea, es un camino para conseguir un premio. Y que el objetivo de la existencia es el premio en sí, como un borrico tras una zanahoria. No de vivir consciente del poder que habita en ti. De que eres tú el que engendra y establece la realidad por medio del pensamiento.

La diferencia entre las dos visiones solo es mental. No es tu infancia, ni la crisis, ni la mala suerte, ni tu metabolismo, ni haber nacido pobre o ignorante. Es tu convencimiento de que es así. Es tu creencia, forjada por el pensamiento, la que engendra tu propia realidad.

“Todo lo que un hombre siembre, lo cosechará”. Todo es resultado de una causa, el pensamiento. Y esta crea un efecto, la realidad. El desconocimiento de las leyes del Universo no implica que no existan. Los principios de la aerodinámica seguirán actuando y haciendo surcar aviones por los cielos, aunque no los comprendas.

Cuando aceptas la fatalidad, la imposibilidad de luchar contra las circunstancias, dejas de lado tu conexión con el Universo. Olvidas o desconoces el poder del pensamiento positivo creativo. Olvidas que rectificando y cambiando tus pensamientos, estos pueden crear el efecto que desees. Olvidas que eres tú, y nadie más, la causa de todo cuanto te acontece.

El pensamiento positivo creativo no es un invento moderno, ni una estrategia de marketing, es parte de nuestra naturaleza. Los antropólogos reconocen que lo que nos hizo humanos fue la creatividad. La chispa que lo empezó todo. Lo que permitió que unos homínidos peludos y feos fueran capaces de fabricar herramientas con guijarros o tecnología nuclear.

La creatividad es la capacidad de imaginar algo que no existe, en la mente, y materializarlo en la realidad. Ni más ni menos que el pensamiento positivo creativo.  El principio universal sobre el que se fundamenta el mundo que conocemos. No somos un cuerpo, tenemos un cuerpo. Nuestro cerebro no piensa, nosotros pensamos con el cerebro. Todo, en origen, parte del pensamiento, lo demás son efectos.

Si consigues comprender y asumir esto, que el poder proviene de tu interior, y que desde él puedes expandir tu conciencia hasta los límites que marque tu imaginación, estarás en el camino. En el camino que tú elijas. En un destino que tú diriges. Creando tu propia realidad con el pensamiento positivo creativo.

Y como colofón, te dejo un ejemplo muy gráfico del gran enigma de la percepción y la realidad: “Puede parecer un idiota, y actuar como un idiota. Pero no te dejes engañar, es realmente idiota” (Groucho Marx). Pues eso, a ser buenos y a recordar que el pensamiento positivo creativo es un buen negocio, es gratis.