Las lentes de contacto y los problemas visuales
La baja visión o hipovisión se da cuando una persona sufre la privación parcial de la vista, no pudiendo ser corregida adecuadamente, al igual que el queratocono, con gafas convencionales, lentes de contacto, medicamentos o cirugía.
El porcentaje de visión comprende dos parámetros de definición visual. Según la agudeza visual, que es la capacidad de distinguir las formas de los objetos a determinada distancia y que se mide con la prueba de las letras de decreciente tamaño, y el campo visual, que es el ángulo que el ojo ve (de 90º en cada ojo y 180º en total). Cuando una persona tiene baja vision, su campo visual se reduce, ya sea “cerrándose” por los costados, de forma aleatoria o debido a manchas que se forman en el ojo.
La persona que, a pesar de utilizar correcciones ópticas, no consigue llegar al 100%, pero que supera el 50% de resto visual logra llevar una vida normal y probablemente no tenga conciencia de su disminución. Por el contrario, quien esté por debajo del 50% seguramente tenga dificultades evidentes, pues se dice que tiene baja visión.
Algo similar ocurre con las personas que tienen queratocono, ya que comienzan a notar la visión ligeramente borrosa y consultan al médico en busca de lentes correctivas para leer o conducir pues por lo general comienza a notarse una visión borrosa y distorsión de imágenes. La diferencia es que la córnea, la parte transparente en la parte anterior del ojo, se va adelgazando y deformando hasta adoptar la forma de un cono. Durante los primeros años, la enfermedad de queratocono avanzará muy despacio pero luego se pronunciarán los síntomas de agudeza visual, visión nocturna pobre, fatiga ocular y hasta picazón en el ojo.
El curso de esta enfermedad puede ser retrasado con la adaptación de lentes de contacto especiales, cuyo disgnóstico se evalúa utilizando fluoresceína, una sustancia que permite examinar los vasos sanguíneos del ojo. La aplicación de esta sustancia va a permitir optar por las lentes de contacto correctas luego de observar el calce y su movimiento, como así también la película lagrimal.
Gabriela Mielgo
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