Terrorismo Acústico
Desde hace algunos días, pero específicamente, la tarde del 16 de agosto del 2006, el Centro Histórico de la Ciudad, en su corazón mismo, es decir en la 7° cuadra del Jr. Gamarra se desató una infernal competencia de ruidos, varios negocios, colocaron sus parlantes en las puertas y empezaron a viva voz, a ofertar sus productos, cada quien gritaba mas fuerte para ser escuchado; por supuesto sin importarles la gran cantidad de oficinas y de consultorios que también hay en la mencionada cuadra y ante la total indiferencia de la Policía Nacional que a pie y en su camioneta paseaba a sus fortachones integrantes, en medio de una sospechosa pasividad.
Técnicamente, estos infernales ruidos, originan problemas acústicos que incluyen; lesión del tímpano, lesión de la cadena de huesillos del oído medio que puede llevar a cuadros de irreversible hipoacusia; así mismo causan alteraciones neurológicas pues estos mismos hue¬sos pueden irritar al sistema nervioso, originando cefaleas, migrañas, hípoestesias, etc.; igualmente originan alteraciones sicológicas, pues los altos decibeles de estos ruidos pueden originar cuadros de ansiedad, angustia y hasta de neurosis o exacerbar algunas ya pre-existentes.
Como vernos, no es nada gracioso,, poner el parlante en la puerta y ponerse a gritar. Vivimos en medió de una sociedad que aspira a ser civilizada y estos actos son realmente una salvajada.
Pero la Policía Municipal es la responsable que esta orgía de gritos haya durado mas de cinco ho¬ras (y de repente se vuelve a repetir), pues no hicieron nada por disminuir los decibeles o por cerrar el negocio si es que no les hacían caso o tal vez tenían permiso lo cual sería mas grave pues estaría legalizado el terrorismo acústico por la autoridad haber si alguien recoge el guante y me da una respuesta.
A los conductores de estos negocios sería recomendable darles clases de urbanismo y de marketing, pues en esta época existen muchas estrate¬gias para aumentar las ventas s in recurrir a estos salvajes gritos que lesionan estructuras orgáni¬cas de las personas y violentan la convivencia pací¬fica ala que aspiramos como sociedad civilizada.

Miguel Palacios Celi

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