Carta al médico Manuel
La Medicina, que es un fruto de la humanidad, donde todos y nadie somos sus creadores, se ha visto impactada positivamente, por el espectacular desarrollo de la tecnología, pero esta Requiere de médicos que la interpreten y la utilicen con osadía y prudencia, por ello fue muy grata mi sorpresa, cuando a insistencia de mi hija la Dra. Karin Palacios decidimos que Interpretes unas imágenes de TAC y Perfusión Hepática, donde luego de hacerlo sin titubeos y con aplomo-como debe ser- opinaste que se trataba de un Hepato Carcinoma y que se requería de una Biopsia dirigida por US la cual la hiciste y cuando el patólogo confirmó dicho Cáncer y te encontré en el servicio de Urgencias, con tu mano en el hombro dijiste que se requería una termo abrasión y te ofreciste hacerla y la hiciste, todo sin extender ningún recibo por tus honorarios, donando al contrario material para realizarlas Y sin padecer ninguna complicación, ninguna molestia, lo cual habla de tu generosidad para tus amigos latinoamericanos que siempre vivirán agradecidos por tus servicios. Además estimado Manuel, has demostrado a la Medicina, a la Tecnología y al Mundo que nuestra profesión aún necesita de médicos que tengan OJOS DE ÁGUILA para poder ver sutiles imágenes, que otros animales no ven, médicos que tengan CORAZÓN DE LEÓN para ser decididos, valientes al tomar decisiones por que ello muchas veces significa una vida y MANOS DE MUJER para realizar dichas intervenciones sin complicaciones. Estimado Manuel no tengo riquezas para pagar-como se merece-tu diagnóstico, tu intuición Tu decisión, tu biopsia y radiofrecuencia; pero pongo a tu disposición mi eterna gratitud y la de mis seres queridos, yo no sé que me deparé la vida, no sé que me deparé el destino, eso lo he puesto en manos de Dios, pero donde quiera que esté, aún en la tierra ó ya convertido en polvo cósmico rumbo a las estrellas, siempre tendrás mi eterno agradecimiento por lo que hiciste por esta familia peruana que siempre te llevará en el corazón desde el santuario de
Macchu Picchu hasta los últimos eritrocitos de nuestra ancestral sangre Inca y Mochica Eternamente agradecido.
Miguel Palacios Celi
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