Catarsis
Los psicólogos usan como terapia de sosiego, la catarsis. Vaciar de nuestro subconsciente los recuerdos perturbadores relacionados con rencores, melancolías, etc. El ejercicio mas infalible es: escribir en un papel, y a puño y letra, las cosas que nos pueden estar perturbando. Es como si en el preciso momento que escribimos, fueran cambiando de lugar los abstractos de nuestro subconsciente al papel, y quedar libre nuestra mente de los mismos.
La pregunta es: ¿sucederá lo mismo si escribimos en la máquina de escribir de nuestra computadora? Yo creo que sí. Y si no es así, de todas maneras haré el intento.
La melancolía está relacionada extremadamente con circunstancias en nuestras vidas, que nos indican que ya, a lo mejor, quizás; nunca volveremos a ver a una persona, o más personas. Todos los seres humanos, pasamos por esta experiencia más de una vez en nuestras vidas, y esto es normal. Mi relato, es la catarsis de esta melancolía desoladora.
Mi esposa y yo, en las terapias de Ceragem, conocimos a muchas personas. Conocimos también a las señoritas monitoras. De entre ellas, había una que nos llamaba más la atención, por su gracia y espontaneidad para relacionarse con los usuarios de la terapia. Las veces que animaban las reuniones de terapia, ella era la que cantaba mejor, bailaba mejor, se desenvolvía mejor. Mi esposa le hacía segunda voz – y modestia aparte – se escuchaba excelente. Y de una manera natural, nació el tratarnos de padres a hija. Nosotros comenzamos a decirle hija y ella a nosotros, papas.
Esto en tiempo pasado. Ahora hablaré en tiempo presente: Jenny, es su nombre, y tiene 20 años en la actualidad. Cumple 21, el 27 de abril de este año 2012.
Jenny viene a nuestra casa, a ensayar para cantar con nosotros en la orquesta de nuestra propiedad. En una oportunidad fue conmigo a la agrupación musical en la cual trabajo cuando no tenemos contratos de nosotros. Al presentarla ante la persona que me lleva a tocar con su orquesta, y los demás músicos, la presenté como mi hija – bajo el consentimiento de Jenny por supuesto – ese día fui papá de verdad por unas cuantas horas.
Verla cantar y desenvolverse en la agrupación musical, me hacía pensar lo siguiente: -“si nosotros – mi esposa y yo – hubiésemos tenido una hija; sería exactamente como ella”- la observaba, y la hacía hija mía. Pucha, pero me daba cuenta también que esto podía hacerme sufrir mucho. Ese día, nos tomamos una foto (Jenny y yo) con mi laptop; le dije: -“acércate un poco a mi lado”- y nos tomamos una foto con la laptop. Esa foto la tengo ahora como fondo de pantalla, en el escritorio de la misma.
El lunes pasado que fui a tocar con la persona que me lleva (Jenny no fue) a mitad del contrato, un señor se acercó a mí, vio la foto en mi laptop, y me preguntó –“¿en esa foto, estás con tu hija?”- no les miento, pero la sensación fue extremadamente impresionante; sin parpadear le conteste sacando pecho: -“sí, es mi hija”-
Sinceramente, me da mucho miedo. Tengo miedo al sufrimiento relacionado con la melancolía. Se perfectamente, que algún día, no volveremos a verla más, porque no es nuestra hija de verdad. A lo mejor tomará su rumbo, se casará, y no la volveremos a ver jamás. Por eso hago este ejerció de catarsis, para desahogar todo este sentimiento que está tratando de apoderarse de mi subconsciente, para no fijar esa idea ficticia; y para tener tranquilidad en el alma.
En este preciso momento que estoy escribiendo digo: -“Jenny, es mi hija, la quiero como tal”- pero así mismo como lo escribo, así mismo se va la imagen de mi mente a la pantalla de la computadora y, desaparece de mi mente… Espectacular catarsis.
Andrés Arbulú Martínez
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