Hace mucho tiempo, se celebraba una competencia entre las ranitas del bosque. Consistía en atravesar un complicado laberinto. Todos los animalitos del bosque estaban ahí para verlo. Comenzó la competencia, pero ninguno de los animalitos creía que las ranas podían hacerlo. Y dentro de laberinto se escuchaba desde fuera: “Qué lastima, las ranitas no van a poder”. Y las ranitas de a poco comenzaron a rendirse.
Pero había una ranita perseverante que seguía intentando salir. Los animalitos seguían gritando: “Qué lástima, no van a poder”. Y las ranitas siguieron rindiéndose, menos aquella que persistía, cada vez más segura de sí misma y de ganar.
Al final de la competencia, todas desistieron menos ella, y logró salir del laberinto. Nadie entendía nada, y cuando salió, todos corrieron a preguntarle cómo lo había hecho. Ella les hizo unas señas con las manos y ahí fue cuando lo descubrieron: la ranita era sorda.
A veces, la vida es como una maraña de pasillos que debes sortear. Caminos repletos de voces que te dicen que no podrás lograrlo. Pero debes mantener el recuerdo de la meta trazada, asirte mentalmente a ella será tu mejor garantía para salir de ese laberinto.
Debemos activar la sordera cada vez que aparezcan las voces del apocalipsis, tenemos que mantener presente que una visión positiva de la meta es fundamental para poder llegar a ella.
La vida te depara muchas sorpresas, por eso nunca debes renunciar a tus sueños, ellos te llevarán a lugares maravillosos, sin importar si el final era el esperado o no. Si crees en ti mismo, siempre será un buen final.
Sé un eficiente sordo enmudeciendo las voces que te dicen que no puedes, confía plenamente en tus capacidades y verás que aunque llegues o no a obtener en el primer intento lo que te propongas, el aprendizaje te hará una mejor persona, y con el tiempo de seguro lo lograrás. Recuerda, ¡Impúlsate! Y salta como la ranita en busca de una salida. Aprende, crece y vive…