El Santo Grial, la leyenda
El Sant. Grial en la literatura medieval, es el cáliz sagrado que usó Jesucristo en la Última Cena y que más tarde fue buscado piadosamente por los caballeros del legendario rey Arturo. Según la tradición, el Grial lo guardó José de Arimatea, que recogió en él la sangre de Cristo crucificado. El cáliz después pasó a Inglaterra, donde fue heredándose de generación en generación por los descendientes de José. El Grial poseía muchas propiedades milagrosas, tales como proporcionar alimento a los que estaban libres de pecado, cegar a los impuros de corazón o dejar mudo al irreverente que llegaba a su presencia.
El Sant. Grial aparece en el romance medieval de Parsifal. De joven, Parsifal quiere alcanzar el título de caballero de la corte del rey Arturo. Un día llega al castillo del rey pescador, famoso por su afición a la pesca. Sin que él lo sepa, el rey es tío suyo y custodio del Santo Grial y de la lanza que hirió a Jesucristo en la cruz. Debido a sus pecados, el rey pescador ha enmudecido en presencia del cáliz sagrado. Cuando Parsifal entra en el castillo, contempla una procesión en la que la lanza manchada de sangre y el Santo Grial pasan ante el rey mudo.
Asombrado, Parsifal no acierta a preguntar nada sobre la extraña pantomima, sin saber que si él, un alma pura y libre de culpa, hubiera hablado, su tío habría recuperado la palabra. Tras diversas andanzas, Parsifal vuelve al castillo del Grial y refunde una espada rota o, según otra versión, devuelve la capacidad de habla a su tío, y hereda el trono. En las leyendas posteriores, el Santo Grial es ya un objeto de búsqueda consagrada, y el encargado de encontrarlo es sir Galahad, uno de los caballeros de Arturo. Otros muchos caballeros parten en busca del cáliz sagrado, pero sólo uno de ellos, sir Bors, en unión de Parsifal y Galahad, logra encontrarlo.
Muchos aspectos de la historia del Santo Grial, sobre todo los que se refieren al héroe y al vaso mágico, se consideran actualmente basados en una saga celta que fue cristianizada como vehículo para la enseñanza religiosa y moral. La leyenda se inicia con Chrétien de Troyes, poeta francés del siglo XII, que a su muerte dejó un poema inconcluso, Perceval el Galo, después continuado por otros escritores. De las mismas fuentes que las del romance de Chrétien o del poema mismo, se sirvió el poeta épico germano del siglo XIII Wolfram von Eschenbach para su Parzival, uno de los tratamientos más logrados del tema del grial.
En el siglo XV, el escritor y traductor inglés Thomas Malory incorporó la búsqueda del cáliz sagrado en su obra La muerte de Arturo. En el siglo XIX el compositor alemán Richard Wagner aborda la leyenda de Parsifal en su drama musical del mismo nombre.
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