Métodos de aborto más utilizados
En la actualidad cada vez son más frecuentes los casos de embarazo no deseado que terminan en aborto. A continuación presentaremos los métodos para abortar más utilizados por los médicos y especialistas de la salud.
Aborto por succión
En Estados Unidos el 85% de los casos de aborto se llevan a cabo por el método de succión. Este método debe realizarse antes de las 12 semanas de gestación. Primero se dilata el cuello uterino para insertar un tubo hueco con un borde afilado que se conecta a un aspirador que succiona el contenido del útero. El aborto por succión es un método efectivo que dura aproximadamente 1 hora y después de un breve periodo de descanso se puede retornar a las actividades cotidianas pues no causa muchas más molestias que el periodo menstrual.
Dilatación y curetaje
El curetaje es uno de los métodos para abortar más recurrentes en el mundo. Se utiliza a finales del primer trimestre o principios del segundo (de las 11 a las 14 semanas) y se le conoce también como legrado uterino. Después de dilatar el cuello uterino se inserta una legra o cureta que tiene una punta afilada con la que se extrae el producto del embarazo.
Dilatación y evacuación
Este método se utiliza a finales del segundo trimestre o principios del tercero cuando la gestación es más avanzada. Se dilata el cérvix con una sustancia a base de algas marinas. Al día siguiente se insertan fórceps que extraen el contenido del útero. Este método puede ser peligroso si no se retiran todos los restos del embarazo pues puede ocasionar infecciones.
Inyección salina
Este método se utiliza después de las 16 semanas de gestación. Se extrae una cantidad de líquido amniótico del interior de la placenta por medio de una aguja y en su lugar se inyecta una solución salina concentrada que provocará un aborto similar al espontáneo.
Prostaglandinas
Este método consiste en la aplicación de un fármaco que induce las contracciones uterinas. Conocido como pastillas para abortar, o cytotec combinado con mifepristona, se ha vuelto el método preferido porque se puede realizar en casa, es efectivo y no requiere ni de anestesia, hospitalización o cirugía para terminar de limpiar los restos de tejido del contenido del útero. Se utiliza preferentemente antes de las 12 primeras semanas de gestación y, aunque no requiere de hospitalización, debe ser vigilado por un médico especialista.
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