A grandes males, grandes remedios

Qué sucedería si los PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España), países sumidos en una crisis de deuda inasumible a los tipos que el mercado exige, pusieran pié en pared y unieran fuerzas contra la tiranía de los mercados, y la inacción de los resortes europeos de alivio, fundamentalmente BCE y los diferentes fondos de ayuda, rescate o financiación. El planteamiento podría ser el siguiente: o el BCE y resto de instituciones europeas, nos garantiza una financiación a tipos no superiores al 3,5%, o rompemos la baraja y nos vamos del euro.

Los cinco países representamos aproximadamente el 25% del PIB de la zona euro, porcentaje suficientemente significativo, como para que el resto se tiente mucho la ropa antes de tomar posturas a la finlandesa. Una noticia de hoy mismo nos puede ayudar, Moody´s puso en perspectiva negativa a la mismísima economía Alemana, y ésto quizá haga recapacitar a más de una, sobre la importancia de apuntalar el espigón español que de momento les libra del temporal.

Salir del euro tiene ventajas, pero también grandes inconvenientes, por lo que es imprescindible desbloquear esta situación. Hay que partir de la premisa, que los grandes culpables de nuestros problemas somos nosotros mismos, o mejor dicho, nuestros gobernantes, pasados y presentes, pero una vez dejada clara la responsabilidad, ahora necesitamos soluciones urgentes, no seudoacuerdos que dejan en el aire el calendario de ejecución y los pertinentes fondos para desarrollarlos.

Volviendo al principio, estoy seguro que esta posición de fuerza cambiaría la perspectiva del rico norte, porque los países mediterráneos seremos deudores, pero los principales tenedores de esa deuda son sus entidades financieras, y ante la posibilidad del default generalizado, les temblarían mucho las canillas. Eso no podrían permitírselo y tenemos que aprovecharlo. Hay un inconveniente, necesitamos políticos con capacidad y categoría para hacerlo, y lo que tenemos aquí son muñequitos para tirar directamente al guano. Tampoco en el resto de Europa hay líderes con carisma, no, y para llevar a buen término un proceso serio de auténtica Unión Europea, son imprescindibles para trazar la ruta y marcar el ritmo adecuados. Adenauer decía: "en política, lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno". Esta frase pone de manifiesto lo que es un líder.

Viendo ayer a Rajoy en la recepción al equipo olímpico, lo que reflejaba era impotencia, cansancio y desánimo, y con esa facha poca fuerza y convicción puede transmitir a sus interlocutores europeos, y menos plantar cara a Merkel y compañía. El País dio la confianza y el poder absoluto a Rajoy para que pusiera en marcha lo que tanto cacareó: "yo sé lo que hay que hacer.......", y por lo visto hasta la fecha, jaja. Tiene mayoría para acometer las reformas estructurales que España necesita, y las más importantes, que son: recortar drásticamente la estructura del estado, centralizar competencias y desprenderse de la mayoría de cargos públicos nombrados a dedo, están por definir y &ea cute;se no es el camino. Hasta la fecha, lo único que ha hecho es tomar las medidas de estrangulamiento económico que le dicta Bruselas, sin un atisbo de ninguna otra, que sirva para reanimar la economía y el moribundo mercado de trabajo. De esta forma lo que haremos será profundizar y alargar la recesión hasta......., no antes de 2014, y eso se traducirá en seis millones de parados.

Sea como sea, lo que hay se llama Rajoy, él es el encargado de apechugar con la situación y por nuestro bien, que de una vez se deje de rollos baratos que ya no compra nadie, de castigar a los fáciles y haga lo que tiene que hacer. Lo de liderar una plataforma para presionar a los alemanes le queda muy ancho, hay otros más capacitados, ¡pues que alguien lo haga!

Por cierto, ¿tendrá que ver algo catolicismo y crisis?, ¿tendrá razón Max Weber?, ¿se pueden encontrar respuestas en el Deuteronomio?................ Todo esto es harina de otro interesante costal.