Sostenibilidad y empresa, apostando por el futuro

La empresa actual es el motor que hace girar nuestro mundo. Gracias a su actividad obtenemos bienes y servicios y generamos una actividad económica que nos permite interactuar en el sistema económico actual. Haciendo un símil con la medicina, si atribuimos al flujo económico el papel de torrente sanguíneo, la empresa sería el corazón que impulsa ese flujo económico y que lo hace llegar a todas los rincones de nuestra sociedad. Dada la importancia de la empresa en nuestra sociedad, parece claro que una participación activa y una apuesta por la responsabilidad social en su más amplio sentido podría suponer el inicio de una inercia que llegara a cambiar el funcionamiento de nuestro mundo. Los intereses de la empresa en apostar por el concepto de responsabilidad social corporativa pueden ser variados. Bien sea una cuestión de imagen, bien sea una cuestión de compromiso real con el mundo en el que vivimos, este cambio de visión puede ser evaluado como muy positivo porque claramente redundará en una mejora de las condiciones particulares y por tanto generales de la sociedad en el que vivimos.

Cada vez más, la búsqueda de la sostenibilidad y la preocupación por el medio ambiente son dos de los hitos que van cobrando importancia en la concepción de la empresa moderna. Una nueva filosofía alrededor del concepto de responsabilidad social corporativa que, apostando por redirigir la política de dirección de la empresa hacia un modelo de gestión que busque ganar dinero de una forma responsable, emerge en la empresa actual y parece estar sobrando cada vez más importancia. Este giro conceptual responde a la evolución de pensamiento que ha experimentado la sociedad actual, en la que la búsqueda de un equilibrio laboral más justo, el cuidado del medio ambiente o el rechazo a la explotación indiscriminada de los recursos naturales, comienzan a erigirse como piezas claves.

Cada vez más, la preocupación por el calentamiento global y el cambio climático está presente en la sociedad actual. Desde el comienzo de la revolución industrial, el modelo de crecimiento económico ha ido acompañado de un incremento de las emisiones de CO2 nuestra atmósfera. Este hecho ha contribuido de forma definitiva a incrementar la concentración de gases de efecto invernadero en nuestra atmósfera hasta cotas desorbitadas, promoviendo así el conocido fenómeno del calentamiento global. Afortunadamente, los gobiernos parecen haberse dado cuenta de ello están tratando de reorientar sus políticas entorno a programas de reducción de emisiones, legislación en materia de cambio climático, y mecanismos de desarrollo sostenible. En este sentido, el papel de la empresa resulta fundamental pues una hipotética apuesta por el medio ambiente redunda en un beneficio global del que el conjunto de la sociedad sale bien parado. Pequeñas medidas como pueden ser el horro energético, el ahorro de agua, el reciclaje o la reducción del consumo de papel y de tinta mediante la contratación de servicios como el de fax en internet, pueden resultar sin duda pequeños pasos pero que en su conjunto nos encaminen hacia un horizonte de sostenibilidad acorde con las necesidades de nuestra sociedad.