Jefes nazis del campo de prisioneros se enorgullecían de lo que hacían

Los jefes nazis no solo seguían ordenes, sino que se sentían orgullos por lo que hacían.

Los jefes nazis que estaban encargados del campo de prisioneros no solo seguían ordenes, sino que se sentían orgullos por llevar a acabo los actos de crueldad que practicaban, según informan los expertos en un estudio realizado recientemente.

Antes se creía que estas personas hacían este tipo de cosas por el simple hecho de que seguían ordenes. De hecho, estudios de referencia del comportamiento humano realizado en los años 1960 y 1970 habían fundado la teoría de que la gente llevaba a cabo estos actos de maldad porque, naturalmente, seguían ordenes de las figuras de autoridad.

Aprovechándose del impacto que tuvo esos estudios en la sociedad, los criminales de guerra nazis más famosos, como Adolf Eichmann, utilizaban este tipo de argumentos durante los juicios como su defensa, afirmando que solo "seguían ordenes".

Recientemente, los psicólogos escoceses han cuestionado los resultados que fueron mostrados hace tantos años, después de ir hacía atrás y volver a examinar los experimentos originales.

El profesor Stephen Reicher, de la Universidad de St Andrews y el profesor Alex Haslam, de la Universidad de Queensland, Australia, comenzaron su investigación hace 10 años con un estudio de prisión que fue transmitido por la BBC.

Ellos encontraron que los voluntarios que se encontraban en los campos de concentración creían que sus acciones eran necesarias para poder mantener el control, además estos disfrutaban de los actos de crueldad que se practicaban en dicho lugar.

Los investigadores agregaron que estos nazis se apoyaban en esa defensa para poder minimizar su culpabilidad, sin embargo, la evidencia sugiere que los criminales de guerra como Eichman (quien fue ahorcado en 1962 por su papel en la organización del Holocausto) tuvo una muy buena compresión de lo que estaba haciendo y se enorgullecía de la energía y la aplicación que ellos tenían para hacer el trabajo.

El profesor Reicher dijo: "La gente no dañan porque no son consientes de lo que están haciendo, sino porque creen que lo que hacen es lo correcto. El punto fundamental es que la tiranía no prospera porque los autores se sientan impotentes e ignorantes de sus acciones, florece porque se identifican activamente con aquellos que promueven actos viciosos como virtuoso.