No arrojes la toalla
Pueden ser muchos los motivos que te hayan impulsado a empezar a leer este artículo. No pretendo que digas ni hagas nada. Solo lee. Cuando hayas terminado, tal vez te sientas mejor.
Vivimos en una época muy difícil de la historia de la humanidad. Diariamente luchamos contra elementos superiores a nosotros. Lucha de gigantes, como diría Antonio Vega. Tal vez esa canción me ha inspirado a escribir este artículo. Puede ser. O quizás el deseo de ayudar a las personas, aunque seas un completo desconocido para mí.
Cientos o miles de problemas nos inundan, a familiares, amigos y a nosotros mismos. ¿Alguna vez pensaste en dejarlo todo y abandonar? Sientes que ya no te quedan fuerzas ni motivación para seguir en la pelea. Se te pasa por la cabeza una idea fugaz: tirar la toalla. Pero de nuevo miras hacia otro lado y encuentras motivos para seguir, al menos una vez más, al pie del cañón. Porque no hay otra escapatoria. Tal vez la haya, pero no deseas tomar esa decisión.
El miedo a veces nos protege. Es bueno sentir miedo hacia lo desconocido. Eso te hace parar los pies y no avanzar más hacia un punto del que tal vez ya no puedas regresar. El conocido como punto de no retorno. Y en la vida no te dan muchas oportunidades. Solo una. Así que debemos utilizarla bien. Hiciste bien en sacar fuerzas de flaqueza y no optar por la solución fácil, abandonar el barco. Eso lo hacen los cobardes. Una persona con sano juicio no desea el mal a nadie, por lo tanto no quiere dañar a sus seres más cercanos.
Tal vez pienses que estás sola. Pero no es cierto. Te observan. Te miran, desean que seas feliz en la vida. Lo que sucede es que no te lo dicen. Una vida humana, ¿qué precio tiene? Se hacen esfuerzos sobrehumanos por buscar cuerpos con vida tras un terremoto. Personas que lo abandonan todo con la mínima esperanza de rescatar una vida humana de entre los escombros. Solo ese pensamiento es lo que mueve a los batallones de rescate. Una vida no tiene precio. ¿Cuánto vale un esclavo? Esa es la paradoja. Nadie pondría precio a su libertad, ni a su vida.
Por lo tanto, cuando te encuentres falta de motivación, debes pensar en aquellas mínimas cosas que te pueden sacar una sonrisa y seguir luchando al menos con esa idea. Desecharás los pensamientos negativos y buscarás en tu mente ideas alegres y positivas, recuerdos agradables, planes para el futuro o cualquier otra cosa que te impulse a seguir navegando contra corriente y luchando en esta jungla llamada vida, donde depredadores despiadados desean devorarnos. Están al acecho esperando que bajemos los brazos para hundirnos aún más en la miseria. Pero debes sacar el orgullo de tu interior y hacer todo lo posible por alcanzar la orilla. Debes nadar con todas tus fuerzas y darle una bofetada a todo aquel que te insinúe que no lo conseguirás.
Solo así podrás decir con total orgullo: "Yo no arrojé la toalla".
Ana María Cruz Pérez. Aprendiz de la vida. Puedes leer más artículos míos en el Blog de La Jara Regalos, una web dedicada al mundillo de las novias y las bodas.
Super interesante dato!!
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