Historia de los televisores: del blanco y negro a las pantallas LED
Si le preguntamos a nuestros abuelos que si recuerdan cuando la televisión era en blanco y negro, seguramente responderán que sí. La programación era escasa y selecta, por lo que el reunirse a verla era una práctica común. Había, cuando mucho, una televisión por familia y por lo general se colocaba en la sala, al alcance de todos.
A pesar de que las primeras pantallas que existieron fueron las de cine, estas son las únicas que no irradian luz por sí mismas, y simplemente reflejan las imágenes que son proyectadas a través de ellas. Año más tarde, con el objetivo de acercar esta experiencia a los hogares se inventa la televisión, la cual poseía una bocina al frente y emitía imágenes en blanco y negro, con audio. Las primeras emisiones públicas que se hicieron, fueron realizadas por la BBC de Inglaterra en 1927 y la CBS de Estados Unidos, tres años más tarde.
Desde ese entonces, las pantallas han sufrido múltiples transformaciones para mejorar la calidad de las imágenes, primero en cuanto a color, audio e incluso en las funcionalidades que estas tienen. Se ha buscado integrar una definición más fidedigna y que permita observar mayor nitidez.
La televisión de HD, emite una señal con mejor calidad digital, la cual en su momento superó a los sistemas analógicos tradicionales. Esta no sólo presentaba una imagen en alta definición, si no que comenzó a revolucionar el significado del cine en casa.
Con toda la nueva revolución, las principales empresas tecnológicas han emprendido una guerra para determinar quién tiene una mejor calidad, o cuál de las ellas desarrolla la mejor tecnología. Ante ello, surgen las ideas innovadoras de la televisión de plasma, las pantallas LCD y las LED.
Estas tres últimas han ido mejorándose, pero ante todo presentan ventajas y desventajas. A pesar de que las tres manejan una alta calidad en imagen, todas poseen diferentes sistemas de iluminación lo que se refleja en la claridad, nitidez y fidelidad al momento de compararlas.
El plasma, por ejemplo, utiliza un sistema que se compone de celdas entre dos cristales. Se ilumina mediante gases sin utilizar el mercurio. Su imagen puede llegar a perder el brillo, a causa de la fuga de los gases, lo que termina repercutiendo en los colores. Además, juega un factor en su compra que tiene que ver con el tiempo de vida de esta tecnología comparada con una pantalla LCD o LED.
La tecnología LCD o LED, se disputan las características de duración o fidelidad en imagen, por lo que mientras la primera posee una vida más larga, la segunda provee mejor calidad de imagen, debido a que se encienden todas sus fotoceldas de forma independiente.
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