Una nueva vida con coches de ocasión

Hoy ha sido un día emocionante: he conducido desde mi casa al trabajo, por primera vez en mi vida, en un coche propio. Es un Seat Ibiza de hace unos añitos y está en perfecto estado: corre como la seda, los giros son suaves, la tapicería está nueva y encima puedo reproducir la música que me dé la gana. Increíble, ¿verdad? Y estaréis pensando “hombre, sí, pero seguro que te ha costado un ojo de la cara o incluso los dos, si me apuras”. Pues no: además de barato, no me está suponiendo ningún problema el precio en sí porque lo estoy pagando a plazos, lenta y cómodamente. Esa es una de las numerosas ventajas que presentan los coches de ocasión.

Qué queréis que os diga, pero entre desembolsarse una cantidad de dinero más que razonable (que, encima, pude pactar previamente y cara a cara con el vendedor) y seguir levantándome cada día a las cinco y media de la madrugada porque si no, no llego, creo que es evidente con qué me quedo. Entre eso y la vuelta a casa, lo normal era que de lunes a viernes no tuviera vida: era llegar, ducharme, cenar, dormir, levantarme, desayunar, vestirme, trabajar... y así, en un ciclo eterno. Idiota de mí, hasta ahora me había dado pereza buscar información sobre los coches de ocasion, y eso teniendo carnet; pero, por suerte, mucha gente me convenció para que lo hiciera.

Ahora que estoy aquí, en casa en vez de viajando para volver a las tantas, y con tiempo para escribir esto, sé lo que me estaba perdiendo. Sé que hay mucha gente en mi ahora pasada situación y también soy consciente de que es duro, muy duro. A todas esas personas les aconsejo, primero, sacarse el carnet de conducir si no lo tienen; y segundo, escribir en un buscador de Internet las palabras “coches de ocasión”.