Los datos de la última encuesta de población activa en España (EPA) son malos. Muy malos. El trabajo es precario, los jovenes no saben que hacer, y los mayores de 50 años (personas que, de no encontrar trabajo, se verán en breve en severo problema de exlusión social) se consideran obsoletos viejos muebles por parte de un Gobierno que no quiere nada más que convencer a un electorado, incapaz de sacar conclusiones propias con los datos de esa EPA en la mano. Está en internet al alcance de quien lo sepa interpretar.
Resulta triste escuchar como todas las ordas del Gobierno salen a repetir un dicurso de optimismo obligado delante del drama del paro, del hambre, de la miseria y de la malnutrición. No se trata de agravar lo que ya es grave.Se trata de no querer"cocinar" la parte que a uno le interesa de esa macroencuesta, para conseguir no perder un puñado de votos que se les estan marchando a borbotones, a borbtón por mentira oficial. Resula dramático escuhar las ruedas de prensa de después del Consejo de ministros de los viernes, intntando dar como buenas las medidas adoptadas. Son en contra de la sociedad,son leyes regresivas, farragosas, casuíticas y mal hechas, pero las venden como la solución definitiva de una España que no sabía que hacer. Es mentira. Lo saben. La mantienen.
En el Despotismo Ilustrado de la Revolución Francesa, se intentó convener al puebo que todo lo que mangaban las clases altas era enl benficio de la sociedad. Se inventó la guillotina. Un médico ocioso consideró que había que acelerar el sistema resolutivo de muete. Lo comprobó peronalmente. Más rápido y menos doloroso. El puelo lo caó y se cansó. Gamonal demuestra que todo mal, que e pueblo ya no es necio ni hay que hablarle en necio para que te entienda.
