El Hockey es un juego para gente ruda, pero muchas veces se torna más que rudo
Para los amantes del hockey, el hecho de saber que este deporte está hecho para gente ruda, no es noticia. Así como el desarrollo de este durante el juego es un verdadero show, para todos los seguidores que suelen asistir a este tipo de eventos, los jugadores saben de antemano que el mismo requiere de mucha fuerza física y están concientes de las consecuencias a las que se exponen si alguna de sus tácticas no llegase a funcionar, algunas veces se llega a tornar realmente violento. El hockey es un deporte que necesita ser desarrollado con un balance físico definido, sin embargo los jugadores saben que este juego se trata también de tener buenas estrategias para derribar a su oponente y así poder alcanzar su meta principal: ganar el juego. Como ejemplo de lo anterior, echemos un vistazo al último juego de los Rangers el sábado pasado, el cual tuvo lugar en el glorioso Madison Square Garden, donde Brendan Sanan de 220 libras y Mike Knuble de 230, chocaron uno contra el otro en la cancha. Con dos de las mejores fichas del juego tendidas en el hielo, los espectadores y la gente que estaba presente en el lugar, estaban preocupados por el acontecimiento. Shanahan perdió la conciencia, pero fue asistido inmediatamente y después de pasar la noche entera en el Hospital Saint Vicente en Manhattan, las pruebas de Rayos-X no mostraron ningún daño en su cuello o espina dorsal. Por otro lado, Knuble se llevó la peor parte del accidente. El jugador se fracturó el orbital derecho y el hueso de la mejilla derecha, lo cual requirió de cirugía. A causa del suceso Knuble estará fuera de la alineación de los Flyers por un período indefinido. A pesar del mal momento y del hecho de que este tipo de accidentes pasan muy rara vez, el accidente pudo ser peor. Esta es una de esas situaciones inevitables de las que comentaba al inicio de este articulo, pero es parte del deporte, aun cuando todos los familiares y seguidores pueden preocuparse por este tipo de inconvenientes, nadie puede parar la fiebre del hockey.
























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