En el Quirófano de un Trasplante Hepático

En el Quirófano de un Trasplante Hepático

En el Quirófano de Trasplante Hepático

En la puerta de Sala de Operaciones, había un hombre, cuarentón, que se hallaba vestido de verde quirúrgico y protegido por un guardapolvo, con anteojos, sobrio…

¡Hola!- me dijo- ¡Soy el Dr. Eusebio Palomino tu Anestesiólogo! Y sonrió

Igualmente sonreía y me alentaba la Coordinadora de Trasplantes la Enfermera Shirley, cuya voz llevaba grabada en mi encéfalo

Estaba absorto, sonreía apenas, quería agradecerles, pero estaba entumecido,

Mi pecho… ¡bramando con rabia incontenida!

Las Venas amenazaban estallar, los músculos no se relajaban…

En la sangre borbotaba el miedo,

Las pupilas vagaban enmudecidas por los rincones de aquel cuartito de unos 35 m2, que me recodaba tantos episodios, gratos e ingratos.

Había un reloj, fue lo primero que busqué, eran las 3 de la madrugada del 15 de Octubre

Indistintamente me decía ¡Señor! Ó ¡Doctor!

Señor se va a pasar a la Mesa de Operaciones Por Favor-me dijo la Dra. Oyanguren

¡Como No!-le contesté- …y empecé a moverme para cumplir la orden

¡Espere Por Favor!- me dijo el Dr. Palomino-… lo vamos a pasar con la sábana

Uno, dos y tres y ¡Zas! Me pasaron de la camilla a la Mesa de Operaciones

Estire sus brazos ¡Por favor!... Y los estiré

Permítame su mano derecha- me dijeron-… ¡Y se las dí!

Le vamos a poner una vía periférica- me dijo el Dr. Jorge Menacho

Es el único dolor que va a sentir- me consolaron-

Yo continuaba mirando alrededor, quería saber si era sueño o realidad, quería distinguir si era Quirófano o el Velatorio de alguna Funeraria.

Encima de mí, había una Cialítica, fija en el techo, con dos reflectores, cada uno de los cuales tenía unos 4 o 5 Focos, que ya estaban encendidos y se movían hacia donde las necesitaban, atrás mío habían unas viejas conocidas… ¡Las saludé!

¿Las conoce doctor?- me preguntaron-

Claro – les dije- hace como 18 años me ayudaron a sobrevivir, en un Quirófano.

Ahí estaban la máquina de Anestesia, el Desfibrilador, Pulso-Oxímetro, el Monitor Multiparámetros, el Respirador Ohio para ventilación asistida, la Bomba, el sistema de aspiración, electrodos, el coche para RCP y otras más.

Sonrieron y continuaron su inducción

¡Muy bien doctor ahora respire profundamente varias veces, a través de esta mascarilla, poco a poco le va a ir dando sueño, un poco de mareos y eso va a hacer todo! – dijeron –

Alrededor habían vitrinas, ropa quirúrgica, Mesas circulares, Mesa de Mayo, anaqueles con Instrumental Quirúrgico, afuera había un Lavamanos, donde escuchaba algunas voces, ¡eran los cirujanos que se lavaban! Eran las 3 y 10 de la madrugada.

¿Todo bien doctor?-me preguntaron-

Con la cabeza les dije que si y continuaron

Inyectaron atropina a la Vena, fentanilo, tiopental sódico y otros inductores

Miré el reloj, ya tenía leves mareos, veía borrosas las cosas, pero distinguí la hora, las manecillas marcaban las 3 con 20 minutos del 15 de Octubre y eso fue todo.

Me sumergieron en un profundo sueño… ¡Era un Coma Farmacológico!

¡Tal vez no despierte!-decían las sombras agoreras de infortunios-

Los labios y pupilas se juntaron lentamente,

En una Simbiosis de Silencio, Esperanza y agonía

¡Miguelito lucha, Resiste, Aguanta, soporta!... ¡escuchaba a lo lejos!

¡Resiste Papá, Resiste! - decían voces lejanas-

Miguel Palacios Celi

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1 Comentarios

  • LemdelcaResponder

    2010-10-03 14:47:36

    Me llamo Luis Malpartida del Carpio. Soy Médico Anestesiólogo e Intensivista del INCOR ESSALUD. Muy dedicado a la pelea por un mejor trato a nuestra especialidad. Felicitaciones y muchas gracias por tan hermosa y merecida mención a los colegas Soraya Oyanguren (compañera de residentado) y Eusebio Palomino y Jorge Menacho (ambos fueron mis residentes y lo digo con inmenso orgullo). Hoy ha salido a la luz cómo un oportunista figura como anestesiólogo en el Primer Trasplante Hepático, en el libro Historia de la Medicina Peruana Siglo XX, de Oswaldo Salaverry. Ese farsante sólo fue colaborador de oficio (Jefatura de Servicio). Esa falsa mención en ese glorioso equipo médico significó la omisión del nombre de la Dra. Oyanguren, a quien usted recuerda con tanto cariño. Espero tener contacto con usted y contar con su valioso apoyo en esta lucha por el reconocimiento a la labor del anestesiólogo.

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