Nuestra actitud interior y el stress
En la sociedad actual en que vivimos, son muchas las situaciones de stress a las que estamos expuestos. Las consecuencias de dichas situaciones, repercuten en diferentes áreas de nuestra vida. Con esto queremos decir, que pueden afectarnos en lo psíquico, en el cuerpo y en nuestra vida social. Las manifestaciones del stress en lo psíquico, generalmente son: Angustias, ansiedades, miedos, depresiones, etc. Cuando afectan al cuerpo producen: Taquicardias, desórdenes estomacales, problemas en la sexualidad, en la piel, etc. En lo social, generan conflictos en la comunicación, agresiones hacia los demás o hacia uno mismo, problemas con la pareja, aislamiento social, etc. Algunas de las situaciones típicas de stress son: - La muerte de un familiar cercano o directo - Pérdida del empleo - Separación o divorcio - Dificultades económicas - Mudanzas - Viajes - Enfermedades - Casamiento - Nacimiento de un hijo - Vacaciones - Y otras En realidad, los ejemplos citados son una generalidad y no necesariamente afectan a todas las personas por igual. Creemos que es importante destacar, que las situaciones de stress no son poderosas por si mismas, dado que todo va a depender de nuestra Actitud Interior. Por ese motivo es fundamental, empezar a percibir o darnos cuenta de como nuestra mente de mono parlanchina, agiganta las situaciones de stress que nos toca vivir. La Actitud Interior está conformada por lo que pensamos, sentimos y actuamos. Por lo tanto, es necesario modificar ciertos tipos de pensamientos y sentimientos, que nos conducen a un mayor sufrimiento e incrementan nuestro nivel de stress. El gran filósofo Griego de la escuela Estoica Epícteto nos decía hace 2000 años atrás: EL MUNDO NO ES POR LO QUE NOS PASA, SINO POR LO QUE PENSAMOS, DE LO QUE NOS PASA Con esta frase, dicho maestro nos indicaba que no son las situaciones de stress las que nos afectan, sino lo que pensamos de dichas situaciones. Recordemos que muchas veces nos enredamos con imaginaciones destructivas que nunca se concretan, pero las sentimos como si fueran reales. Eso nos va a producir un sufrimiento innecesario que puede evitarse. Algunas sugerencias para prevenir el estrés 1) Tomarnos nuestro tiempo: Cada ser humano posee un ritmo que le es propio y se diferencia del ritmo de los demás. Buscar nuestro propio ritmo es tarea personal. Cuando encontremos nuestro propio ritmo, nos sentiremos más cómodos y menos ansiosos. Una buena manera de determinar en que gastamos nuestro tiempo, es la de hacer un seguimiento semanal del uso de nuestro tiempo, para luego administrarlo mejor de acuerdo a nuestras propias necesidades. 2) No siempre buscar hacer más cosas, es lo mejor: A veces creemos que hacer muchísimas tareas, nos hará sentir mejor. Nada más lejos de la realidad, dado que la excesiva cantidad de cosas para hacer, nos lleva a estar agobiados, quitándonos la energía. Además, nos puede conducir a la frustración, al no poder cumplir con todo lo programado. Cuando reducimos nuestras actividades, descubrimos que ya no tenemos esa ansiedad de querer terminar rápidamente y podemos estar más en lo que hacemos, disfrutando del aquí y ahora. 3) No resistir a los hechos: Un viejo aforismo oriental nos dice: LAS COSAS SON COMO SON, SI LAS ENTIENDES………. SON COMO SON Y SI NO LAS ENTIENDES, ………. SON COMO SON. A través de esta enseñanza nos quieren decir, que entiendas o no entiendas, la situación o el hecho va a ser el mismo. Tenemos que comprender, que luchar o resistir a los hechos nos va a producir más sufrimiento. Esto se debe a que las cosas van a suceder igual, luchemos o no contra ellas. Por eso no resistir a los hechos y afrontarlos, nos ahorra energía evitándonos un conflicto. 4) Escuchar lo que deseamos profundamente: Si nos observamos atentamente, podremos encontrar que el deseo no es igual a la voluntad. Con esto queremos significar que la voluntad, está formada por la obligación y por todo lo que es esfuerzo. Mientras que el deseo no necesita del esfuerzo, surge sin la obligación o la voluntad. Si nos gusta comer pizza y nos invitan a comerla, para nosotros no es esfuerzo, por el contrario es placentero y nos agrada. Sin embargo, si tenemos que levantarnos temprano y no lo deseamos, seguramente que eso va a ser un esfuerzo u obligación. Es evidente que no siempre haremos todo lo que deseamos, pero si en nuestra vida diaria hacemos más cosas por deseo que por voluntad, empezaremos a vislumbrar una mayor satisfacción interna. www.robertotirigall.com
Roberto te envío este comentario en el cual te digo que leo tus páginas y las de Viviana,y me resultan muy interesantes.
Ribén y yo les enviamos muchos saludosy también a Leonel.FELICES FIESTAS
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