Por si ya te lo imaginabas, te confirmamos que es el botox. En unos tiempos en los que todo el mundo quiere parecer más joven, esta técnica ha sido la que más ha convencido. Es verdad que tiene muchas ventajas (precio, comodidad, resultados) pero conviene que también conozcamos sus lados más oscuros, para decidirnos con todos los datos en la mano.
Para empezar, aunque no se trata de un tratamiento que requiera que nos hagamos previamente un test de alergia, sí se debe informar que no se lo pueden poner quienes tengan rechazo a la bacteria botulínica, la base de estas infiltraciones. Tampoco se recomienda para mujeres que estén o crean que pueden estar embarazadas.
En algunos casos, después de inyectarse, hay pacientes que notan una cierta tirantez y pequeñas molestias en la zona tratada. Es más preocupante si la rigidez es severa y se mantiene en el tiempo. Hay personas a las que les provoca náuseas y una reacción alérgica.
Ante cualquier pequeño malestar o secuela, no hay que dudar y debemos consultar al especialista.
Son poco frecuentes las consecuencias graves tras un tratamiento de botox. Pero, es cierto que se han dado casos en los que ha provocado parálisis facial o caída de párpados. La mayor parte de las veces, estos daños han desaparecido en un plazo máximo de seis meses. Y, también están los pacientes que han visto afectados otros músculos, diferentes del que se quería tratar. Pero, es un efecto que también suele desaparecer al cabo de unos meses.
