Un amor razonable

Hoy he empezado a liberarme y reconozco que es difícil pero al igual reconozco que no existe una relación mágica y perfecta. Comprendí que dejar de depender no significa ser una persona fría o indiferente ni dejar las emociones de lado. Más bien es aprender a vivir un amor que no esclaviza, es amar sin miedos y tomar conciencia de que la persona amada es importante pero no es lo único que se tiene en la vida. Para ello hay que conocerse a uno mismo, aprender a decir lo que se desea. Lo que agrada y a tener actividades propias, ya que la pareja no es lo único que nos rodea. El buscarse a uno mismo, el quererse y el aceptarse son las bases para establecer relaciones sanas y realistas con los demás. Recordemos que el ser independientes no implica desamor. Cuando alguien es independiente lo que está cultivando es un amor razonable. La idea no es dejar de ser apasionado sino vivir la pasión de tal forma que no se entre en una “locura temporal” en la cual uno dejar de ser el mismo para mimetizarse en el otro. El hecho de querer o amar a la pareja no significa sufrir de apego, sino el de disfrutar, sentir y saborear el placer de amar y ser amado. El objetivo no es reprimir las ganas naturales que surgen del amor, sino fortalecer la capacidad de desprenderse cuando haya que hacerlo. Lo importante de una relación de pareja no es quien lleve las riendas sino como se llevan. Así pues, debemos saber que querer algo con todas las fuerzas no es malo, convertirlo en imprescindible, SI.