Crisis financiera: diagnóstico y remedio
¿Hay alguien en el mundo a quien no haya afectado la crisis financiera actual? Todos están de acuerdo que algo debería hacerse.
Muchas parejas de jubilados han visto como se desvanecen los ahorros de sus vidas en el mercado de valores. Familias de jóvenes adultos se quedan en la calle cuando son desalojados de sus casas. La confianza del consumidor en Estados Unidos está en el nivel más bajo desde que el sistema de evaluaciones fue creado en 1967. Grandes y pequeñas compañías están despidiendo a sus empleados al ver que la venta de sus productos cae en picado. Lo anterior va a ejercer mayor presión en los servicios sociales y en una economía que ya se encuentra en el punto de quiebra.
Todos convienen que algo se debe hacer para arreglar el problema, pero nadie sabe qué es ese “algo”. Los líderes de del mundo se han reunido ya en varias ocasiones para tomar medidas, ¿pero producirán estos encuentros resultados tangibles? Para poder arreglar un problema, primero es necesario entender la causa, y aun los más grandes expertos en economía están confundidos. Se ha culpado a todo. Desde la avaricia, una economía sin dios, corrupción en los negocios y gobierno, la producción de combustibles biológicos, el mercado libre y la desregulación, precios del petróleo, así como irresponsables prácticas hipotecarias, por nombrar sólo algunas.
Diagnosticando la Raíz de la Causa
La confusión crece porque estamos buscando los síntomas, en lugar de las causas. Si queremos encontrar la raíz de la causa del colapso de nuestro mercado, debemos examinar la evolución de las sociedades en general. A través de la historia, las personas han operado como individuos, enfocándose en el bienestar personal y el de las personas cercanas, como en la familia o la tribu. Era aceptable explotar cualquier cosa en el mundo si eso beneficiaba a nuestra familia.
Con el tiempo, el círculo de personas necesarias para apoyar al individual se expandió. Las tribus se convirtieron en aldeas, que se convirtieron en ciudades, las cuales se convirtieron en estados y eventualmente, países. En el mundo de hoy día, todas las facetas de la sociedad están tan entrelazadas que aún las más amplias fronteras políticas y culturales se han quedado virtualmente sin sentido. Nos hemos convertido en una sola entidad llamada “humanidad,” donde cada parte depende de la salud y el funcionamiento apropiado de todas las otras partes.
Y es aquí donde la raíz de la causa de nuestra actual crisis se hace aparente. Hasta hoy, las sociedades funcionaron explotando a otras partes del sistema. Los ricos se aprovecharon de los pobres, los países desarrollados utilizaron los recursos del mundo subdesarrollado, los débiles fueron presa de los fuertes. Pero, ahora que hemos llegado al punto donde la humanidad es un solo organismo, ¿quién queda para explotar?
Los acontecimientos que se suceden en toda la tierra, claramente demuestran que nuestros patrones tradicionales de comportamiento pueden solamente dar como resultado la aniquilación del organismo del cual somos parte. Después de todo, explotar a los demás es equivalente a consumirnos a nosotros mismos.
Sanar al Organismo Humano
La solución a este problema está al alcance de nuestra mano: debemos empezar a entender y seguir las leyes que se aplican a los organismos y sistemas, en lugar de a los individuos. La naturaleza nos provee con modelos claros para el efecto, ya sea que examinemos al cuerpo humano, los ecosistemas o las galaxias. En un cuerpo saludable, cada parte toma lo que necesita para su propia subsistencia y contribuye con todo el resto para el bienestar de la totalidad. Nada se desaprovecha y nadie consume en exceso. Por lo tanto, el organismo entero existe en armonía y equilibrio.
Así es como deberíamos comportarnos en el “reino de la sociedad humana”, ya que nos hemos convertido en un organismo humano. Nuestras instituciones – incluyendo la economía – deben estructurarse sobre las leyes de un organismo que comparte en reciprocidad.
Hoy en día estamos en una encrucijada, y las decisiones que tomemos para manejar la crisis financiera presente determinarán nuestro futuro. Podemos regresar al pasado implementando políticas de aislamiento y proteccionismo, como algunas naciones ya lo están haciendo. Pero estos, esfuerzos están condenados al fracaso y únicamente traerán sufrimientos mayores, porque es imposible revertir nuestra evolución natural hacia un sistema no globalizado. La Naturaleza ya ha impuesto las leyes del organismo y no podemos romperlas sin la consecuencia correspondiente.
Nuestra otra opción es dedicarnos a entender y cumplir con esta serie de leyes de la naturaleza que recién descubrimos: las de la globalización, comunicación, interacción e interdependencia. Crearemos así un mundo de cuidado mutuo entre nosotros por el bien de la supervivencia de todos. En este proceso, descubriremos vastas reservas de potencial inexplorado dentro y alrededor nuestro, gracias a nuevas y más sanas conexiones entre nosotros.
El Rav Dr. Michael Laitman es máster en ciber¬nética, doctor en filosofía y Cabalá, profesor de ontología y teoría del conocimiento. Es fundador y presidente de Bnei Baruj y del Instituto ARI, en Israel. Más información en www.kabbalah.info y www.kab.tv/spa
http://laitman.es/
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