El mundo que debemos presentar a nuestros hijos
El enfoque “estoy en contra de todo el mundo” penetra también en la educación de nuestros hijos. Queremos protegerlos frente a las amenazas del mundo y su contexto, y buscamos las herramientas adecuadas para ello. ¿La actitud y las acciones que emanan de ella protegen al niño a largo plazo, o quizá conviene observar las cosas desde un ángulo diferente? En los últimos diez años, las actividades extra-escolares se han vuelto cada vez más populares. Los padres quieren ofrecer a sus hijos complementar su educación (marco educativo). Entre las clases de ballet, escultura, clases de guitarra, fútbol, también se han popularizado el judo y las artes marciales entre otras. No pocos hechos demuestran que el niño se fortalece a través de estas actividades, y no pocos padres, aunque no lo reconozcan, ven en estas actividades la posibilidad de brindar a sus hijos medios para defenderse a sí mismos. La capacidad del niño para protegerse ante el fenómeno de bravuconería y violencia que se ha vuelto parte inseparable del ambiente escolar, eleva la sensación de seguridad. De hecho, estos fenómenos sólo se refuerzan, y las aptitudes que les enseñemos a nuestros hijos hoy se dirigen en esta dirección. También en la educación obligatoria, le enseñaremos al niño cómo enfrentarse con ‘fulano’. Aunque mañana aparecerá ‘mengano’, más nuevo, más temible, más exigente que el primero y esto nos llevará a sentir la angustia de que no podemos proteger verdaderamente a nuestros hijos. El origen de la inseguridad, está en realidad en la forma de pensamiento estructurado que lo determina, puesto que el problema existe en el entorno y entonces debemos protegernos a nosotros mismos. El entorno violento y amenazante nos obliga a defendernos y estar alertas. La concepción “yo en contra de todo el mundo” es transmitida por nosotros a nuestros hijos consciente o inconscientemente. Debemos por lo tanto proponer un punto de vista diferente: “Yo junto a y con el mundo”. El entorno y las fuerzas que circundan el mundo defenderán al hombre cuando esté en equilibrio con ellas. Finalizar la era de estar a la defensiva. El equilibrio es la palabra clave. Todos Formamos un Tejido Humano Vivo El principio para su materialización es simple: educación para el otorgamiento de la manera correcta. Esto no significa sólo “que necesitas darle al otro lo que tú tienes”, considera que la naturaleza funciona en armonía y que necesitamos acatar sus leyes para beneficiarnos. De hecho, necesitamos una educación que nos explique que somos parte de la naturaleza y que su observación atenta nos llevará a sentirnos bien y en armonía ¿Necesitan pruebas? Los vegetales y minerales están interconectados y funcionan en un sistema de beneficio mutuo, dentro de la unidad y el equilibrio. Podemos observar esto claramente cuando pensamos en la cadena alimenticia o la reproducción de los vegetales. En definitiva, en todo lugar donde hay naturaleza “pura”, sus leyes se descubren en su completa belleza y majestuosidad. También en relación al hombre, la ley de la naturaleza es similar: las personas necesitan estar conectadas entre ellas y en apoyo mutuo formando un tejido humano vivo Si les enseñamos esta ley básica a los niños, también nosotros comenzaremos a internalizar y conducirnos de acuerdo a ella. Sobrevendrá el equilibrio con la naturaleza. La naturaleza no tendrá razones para llamarnos al “cuarto de la directora” a través de golpes y amenazas que se hacen cada vez más fuertes. El medio no nos amenazará más puesto que seremos parte de él. La fuerza de la naturaleza, protege al ser humano cuando éste se encuentra en equilibrio con ella. Continuando con la ley básica, existen otros dos principios que también debemos enseñar a nuestros hijos a fin de suministrarles la imagen completa. El primer fundamento es que existe una fuerza de la naturaleza y nosotros estamos bajo su gobierno. El segundo, si queremos que todo sea bueno para nosotros, de la misma manera nosotros debemos proporcionales bienestar a los demás. Los niños captan estos mensajes de manera asombrosa y se apresuran a materializarlos. Cuando los materializan, es fácil para ellos ver que este mundo realmente es ordenado así, contrariamente a los adultos que se encuentran ocupados en hacerle cuentas al mundo. Su aplicación conduce al equilibrio. El equilibrio conduce a la protección. Entonces, la próxima vez que piensen acerca de la “formación” del niño, la expansión de su mente, su horizonte y preparación para la vida verdadera, tomen esto como material de reflexión. Inviertan un poco más de tiempo en equilibrarse con el medio. El Rav Dr. Michael Laitman es máster en ciber¬nética, doctor en filosofía y Cabalá, profesor de ontología y teoría del conocimiento. Es fundador y presidente de Bnei Baruj y del Instituto ARI, en Israel. Más información en www.kabbalah.info y www.kab.tv/spa y http://laitman.es/
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