Balance del Cante de las Minas 2017
Una vez pasada la tormenta llega la calma, hace unas semanas finalizaba el Festival del Cante de las Minas; ya masticadas y dormidas las sensaciones es hora de escribirlas asentadas. Comienzo con:
Las galas flamencas:
No se puede menospreciar a ningún artista que estuvo programado, la verdad, fue una programación más flamenca que otros años, variada y casi completa. No me voy a parar a comentar cada día. Hubo artistas consagrados, lámparas mineras que continúan su carrera en el cante con éxito, juventud y riesgo; estas dos últimas premisas podrían haber brillado mucho más si hubieran generado un contraste más flamenco. Y por qué no, tener en cuenta no solo a Lámparas Mineras, sino programar también a Desplantes, Bordones y Filones.
En las galas flamencas sigue faltando criterio y conocimiento a la hora de programar, es complicado encontrar el equilibrio pero faltó baile y sobre todo faltó un recital mínimamentede guitarra que llevan dos ediciones sin programar.
El concurso del Cante de las Minas:
Respetando los justos ganadores de esta edición en cada una de sus disciplinas y demás premios, el concurso dejó cuatro premios desiertos en cante. Cuatro. En mi opinión, el máximo culpable de esto fue la escasa variedad de cantes que pasaron a la final, quizá no lo tuvieron en cuenta, quizá fue lo justo. No conozco la tesitura en la que se encontró el jurado.
También considero que es hora de ampliar el jurado, no de eliminar a los miembros de esta edición o de otras. No. Ampliar. Si se están valorando cuatro disciplinas flamencas, que al menos haya un miembro del jurado por cada una de ellas. Un/a cantaor/a, un/a guitarrista, un/a bailaor/a, un/a musicólogo/a. No sobraría, todo lo contrario, creo que el concurso está pidiendo a gritos este cambio y el número de participantes aumentaría.
Que no pase desapercibido la continuidad esta edición de la retransmisión en directo por Internet del pregón, las semifinales y la final del concurso. Algo que deberían plantearse otros concursos flamencos.
La agenda cultural:
Las actividades paralelas este año han tenido luces y sombras; magnífico recordar a los que fueron pilares básicos del festival creando premios con sus nombres y bien por premiar a personas, entidades y asociaciones relacionadas con La Unión y con el flamenco. Pero el exceso de premios nos despista, mucho nombre, muchos motivos, mucha institución. No se acordaron de Camarón ni con una conferencia por el 25 aniversario de su muerte, pero ya conocemos los olvidos de La Unión. También hubo bastante afluencia en los cursos de flamenco y por supuesto el recital en la Mina Agrupa Vicenta que llenó. Además de esto, el apartado “El cante en la calle”decepcionó muchísimo. Porque de cante hubo poco, solo una tarde. Que si cajonadas que si desfiles de faldas flamencas. Podrían aprovechar las actuaciones cuando cae el sol en la plaza para promocionar a los artistas murcianos y dejarse de pasarelas flamencas.
Otro tema a tratar que voy a incluir en la agenda cultural son los trasnoches. Aquellos viejos trasnoches donde los aficionados se arrancaban hasta altas horas una vez terminadas las galas flamencas y el concurso. La charla, el intercambio de impresiones, los encuentros. No hay un lugar para eso desde que se cerró la FEVE. El festival también era eso; espero que contemplen aunque sea la posibilidad de habilitar un espacio los días del festival para las reuniones de aficionados donde no se moleste a nadie y se pueda disfrutar del fresco del verano a compás o al menos que recuperen la añorada Noche Blanca de Flamenco.
La organización del festival:
Por parte del Gabinete de Prensa, como siempre, hacen más de lo que pueden. Las redes sociales este año mejoraron colgando mucho material nuevo e inédito que solo facilitaban por sus perfiles. Por otro lado… generan muchas noticias inservibles -pero que tienen que hacer-, noticias de convenios que a nadie les importa o dobles notas de prensa que dicen lo mismo de diferente forma.
Por parte de protocolo, más educación y organización. No se puede permitir que una gala comience con retraso; ni diez minutos, ni quince minutos, ni treinta. Que utilicen la Casa del Piñón para entregar todos los premios o que adelanten la hora de las galas y del concurso. Una tomadura de pelo y una falta absoluta de respeto para quien se compra su entrada como público al que poco le importa los premios que dan en La Unión.
La economía sabemos que está mal, pero una entrada con una visibilidad buena ronda los 40 euros en las galas flamencas. No hay abonos. Si comparamos estos precios con otros festivales parece abusivo. Si rebajaran la cuantía podrían permitirse el lujo de dejar de invitar a gente y todos pagarían su pase al Antiguo Mercado Público sin rechistar. Precios más populares por favor.
Por cierto, sería interesante que se dejara de llamar al Antiguo Mercado “La Catedral del Cante” porque el flamenco no entiende ni de cultura ni de religión, y más en los tiempos que estamos. Universalicemos.
Para terminar mi resumen de esta edición, les diría a los que organizan, a los partidos políticos, a las entidades públicas o privadas que no se les olvide lo más esencial. Elflamenco es la música más importante que tenemos, nace y muere en el pueblo; por lo que pienso que un festival tiene que hacerse para ese pueblo; adaptarse a las necesidades y desarrollarlo en su ámbito; buscando su identidad y pensando en la afición. Es una bonita forma de mostrar respeto hacia la música y la cultura flamenca. ¿No creen?
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