Conectados aunque separados (II)
Las nuevas tecnologías y la expansión de redes sociales a nivel mundial, aparecen como llevándonos a una mayor conexión entre las personas, pero ¿crean estas redes una relación real y mutua entre nosotros?
En la actualidad, los tipos de relaciones que se van desarrollando entre nosotros son el reflejo de una situación complicada, ya que, por un lado, las circunstancias nos obligan a conectarnos, pero, por el otro, no nos sentimos muy cómodos con esta cercanía tan estrecha entre nosotros. Si observáramos nuestras relaciones desde esa perspectiva, podríamos ver que funcionan como una simulación de dos estados emocionales extremos.
Por un lado, queremos estar con todos, y por el otro, deseamos permanecer protegidos detrás de la pantalla de una computadora o de un teléfono móvil. Parecería ser que el Internet realmente no une a las personas, sino que nos permite estar conectados en nuestra separación.
Es precisamente esa sensación de desconexión que se va agravando cada vez más, la que pone al descubierto otro tipo de necesidad, una necesidad de unión verdadera; una unión que es imposible de lograr a través de cables digitales o de un medio virtual.
La respuesta a esta necesidad, es una mejora en la red de nuestras relaciones, transformándolas en una relación más íntima y profunda. Un tipo de red que se base en la asociación de ideas y deseos, que discurran entre nosotros de una manera directa y natural.
¿Connecting People? (Conectando a las personas)
La época en la que vivimos constituye una etapa preparatoria progresiva en el desarrollo de la humanidad. Al final del proceso se encuentra la meta de unirnos nuevamente en un solo sistema. Hoy en día, estamos más cerca que nunca de descubrir que la esencia del mundo no es la materia, sino el conocimiento que maneja todo lo que ocurre a nuestro alrededor.
Para ello tenemos que experimentar esta unidad con una sola lengua para todos: una lengua interna basada en los sentimientos y en el profundo entendimiento de quienes nos rodean.
Para lograr este tipo de relaciones entre nosotros se requiere un cambio fundamental en la manera de captar nuestra realidad. En el mismo centro del proceso se encuentra la necesidad de cambiar la naturaleza egoísta con la que nacimos por otra que se base en el otorgamiento. De esta manera, logramos experimentar una nueva realidad.
A la interminable preocupación por nosotros mismos, podremos renunciar sólo cuando haya otros que se preocupen por nosotros de la misma forma que nosotros nos preocupemos por ellos, como en una pequeña familia, en la que uno está pendiente del otro. A este cálido sistema de relaciones se le llama “garantía mutua”. Después de que el individuo se desprende de la preocupación por sí mismo, se eleva a la sensación de una nueva dimensión de existencia.
La realidad nos muestra que el individuo no puede existir por sí mismo, de manera aislada, sin tener un entorno que le atienda y le ayude a satisfacer sus necesidades. De aquí que el hombre necesite para vivir una vida social. En ella, cada uno de los individuos es como una rueda, engranada entre varias ruedas, colocadas en un solo mecanismo. De esta manera, la rueda individual no tiene libertad de movimiento por sí misma, sino que sigue el movimiento general de todas las ruedas hacia una dirección determinada por el mecanismo.
Y si ocurre alguna falla en una rueda, este mal funcionamiento no se considera ni se examina en relación a la rueda individual, sino que se evalúa en relación a su función y servicio hacia la totalidad del mecanismo.
Por lo tanto, podemos permanecer sentados detrás de las pantallas, anónimos y libres, exponiendo sentimientos, aún cuidando de no hacerlo en público, encontrando así un refugio momentáneo; o en vez de esto, optar por una existencia mejor, quitándonos las máscaras y uniéndonos de verdad en nuestros corazones, para llegar a una vida plena y a la armonía que todos deseamos.
El Rav Dr. Michael Laitman es máster en ciber¬nética, doctor en filosofía y Cabalá, profesor de ontología y teoría del conocimiento. Es fundador y presidente de Bnei Baruj y del Instituto ARI, en Israel. Más información en www.kabbalah.info y www.kab.tv/spa
http://laitman.es/
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