Para los jóvenes que no tienen ni idea
Las elecciones en México se acercan y entre los jóvenes hay mucho desconocimiento, mucha incertidumbre. Somos millones los que nos enfrentamos al día de nuestra primera elección y sólo hay una idea segura: el deseo de cambio; el país quiere, necesita, pide a gritos un cambio. Toda la vida hemos escuchado que “el cambio tiene que venir de nosotros”, o que “los jóvenes son el cambio que necesitamos” y es ahora nuestro momento de demostrarlo.
Tristemente, muchos hemos llegado a la misma conclusión: “es la primera vez que voy a votar y me tocaron puros candidatos que no me convencen para nada”. Tenemos toda la voluntad y la motivación para tomar cartas en el asunto y ayudar a nuestro país, pero ¿cómo podemos hacerlo, si los candidatos se han dedicado a demostrarnos una y otra vez que son más de lo mismo? Cada seis años se repite la historia, todos prometen trabajar para ayudar a México y llevarnos a “un mejor futuro”, sin embargo, cuando llega el momento de tomar acción los cambios no son visibles, y al menos en el caso de este sexenio, la inseguridad y la inconformidad aumentaron en porcentajes alarmantes. Es por eso que el país está cansado de promesas vacías, de la corrupción, la impunidad, las injusticias, la creciente inseguridad, la inestabilidad, la pobreza, la desigualdad, el desempleo.
En las calles se escucha el deseo de la gente de que el PRI se vaya, la inconformidad generada por este partido ha rebasado ya todo límite, y ahora el partido se enfrenta a lo que podría ser, para gusto de muchos, su peor caída, de la cual posiblemente no se levante. Una cosa es segura: el PRI se va, pero ¿quién se queda? Esa es la gran cuestión a debatir.
En el primer debate presidencial los cinco candidatos dejaron mucho que desear, ya que en lugar de enfocarse en dar argumentos lógicos y bien fundamentados, se dedicaron a atacarse unos a otros y a hacer más evidente por qué no deberíamos elegirlos para gobernar. Según un estudio realizado por la UNAM, de los 25 millones de jóvenes, solo el 35-40% votan (Xantomila, 2017). Por lo tanto, es responsabilidad de todos nosotros informarnos de las ideologías y propuestas para formar parte de esta elección, elegir al mejor candidato (o al menos peor) e intentar darle un giro a nuestro país.
Por otro lado, es importante recordar que el poder ejecutivo no es el único gobernante ni responsable sobre las decisiones que se toman por y para México, sino que el poder legislativo está ahí para formar parte de las decisiones y establecer un balance del poder. Recordemos que el poder legislativo, tanto a nivel estatal como federal, deberá complementar a quien elijamos como jefe de gobierno (igualmente a nivel estatal o federal) para que juntos tomen decisiones equilibradas por el bien de las ciudades, los estados y el país. Este año, además del voto presidencial, se llevarán a cabo las elecciones por cargos locales, estatales y federales, estamos hablando de más de tres mil cuatrocientos cargos de elección popular (Redacción Animal Político, 2018). Las elecciones del 2018 son consideradas las más grandes de la historia de México. Se nos está dando una nueva oportunidad para corregir al país, ahora la misión es elegir a quienes consideremos harán algo diferente, en quienes confiamos que trabajarán para el pueblo, para mejorar las instituciones y construir un mejor país, y no para sí mismos. ¿Si se nos está dando la oportunidad de un nuevo comienzo, no deberíamos hacer hasta lo imposible por no desaprovecharla?
Para los jóvenes podrá ser muy sencillo concluir que, al no querer más de lo mismo, pero tampoco tener ningún candidato de nuestro agrado, lo mejor es no votar, o anular el voto. No nos hemos puesto a pensar que somos millones los que nos encontramos en la misma situación, y que por ende, nuestro voto no solo vale mucho, sino que al representar el 30% del electorado, tiene el mayor peso y sobre todo el poder de definir quién será nuestro próximo presidente, así como cada uno de los cargos alrededor del país (García, 2017; Villanueva, 2017). En lugar de quejarnos del gobierno, ahora es nuestro momento de obligarlo a cambiar. Si ese 30% que representamos los jóvenes, nos dedicamos a estudiar y cuestionar las propuestas de los candidatos para elegir cuál será la mejor y más viable para el país, estaremos formando parte de la solución que tanto hemos pedido. Ahora más que nunca, los jóvenes podemos, pero sobre todo debemos marcar una diferencia. No podemos permitir que que la historia se repita, necesitamos un cambio que nos mejore, y no un cambio que nos lleve a un retroceso, mismo que debemos buscar empezando por lo local hasta llegar a lo federal. Es así como este primero de julio, el futuro de México está en nuestras manos.
Paulina Esquivel Orozco
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