Migración a Estados Unidos: el ciclo sin fin
La migración ha existido desde el principio de la humanidad. Sin embargo, hoy en día, se ha convertido en un fenómeno estudiado por muchos debido a su diversificación. En México este fenómeno es parte del día a día. Debido a la enorme frontera con Estados Unidos, México es el país con mayor tránsito de migrantes provenientes principalmente de Sudamérica, así como también se ha convertido en uno de los mayores países expulsores.
En primera instancia, podría decirse que la migración se divide en 2 categorías: existe la migración legal, y la migración ilegal. La legal es aquella en la cual una persona o conjunto de personas deja su país de origen para vivir, estudiar y/o trabajar en un país distinto al propio; esto con los papeles apropiados, ya sean visas de estudio, trabajo, residencia, o un permiso de asilo político. Mientras que la ilegal se lleva a cabo cuando, igualmente, una persona o grupo de personas, se adentra en un país sin los documentos ni permisos apropiados, es decir, en contra de la ley. Por lo general la migración ilegal a Estados Unidos es realizada por personas de escasos recursos y con poca estabilidad -principalmente en el ámbito económico-, ya que no son acreedores a una visa, mucho menos a una residencia.
Existen muchos motivos por los cuales una persona migra: va en busca un mejor trabajo, una mejor educación, por escapar de la inseguridad e incluso de amenazas, porque algún miembro de su familia se encuentra allá, entre otras. Tanto en México como en otros países de Latinoamérica, la realidad para la mayoría de los migrantes es la obligación a migrar. Se pierde el derecho a decidir sobre migrar o no cuando el país expulsor no puede brindarle a esta persona aquello que necesita, como lo es la seguridad, un trabajo que pague lo suficiente para mantener a una familia, o el acceso a recibir una buena educación. Tomando a México como ejemplo, si existiera una igualdad de oportunidades y todas estas carencias que se mencionaron anteriormente, muy probablemente la mayoría de las personas que han migrado a Estados Unidos, hubieran preferido quedarse, ejerciendo su poder de decidir si irse o no.
México es un país dividido desde los cimientos. ¿Esto qué significa? Que desde la época colonial y la fundación del país han existido fuertes diferencias en la población. Hasta la fecha, existe una gran cantidad de personas que viven en pobreza extrema, o en situación de necesidad, mientras que a su vez es posible encontrar en la nación a grandes empresarios nacionales y transnacionales, e incluso a algunos de los hombres más ricos del mundo. Esta enorme desigualdad es causante de la busca de una mejor vida por parte de las personas del sector bajo, o con escasos recursos.
Por otro lado, muy comúnmente se llega a la conclusión de que para México la migración a Estados Unidos no representa ningún problema, cuando en realidad esta trae consigo una larga lista de consecuencias. Entre ellas se encuentra el surgimiento de los llamados “pueblos fantasma”; pueblos o rancherías que se han quedado completamente vacías, debido a que toda su población ha migrado. Del mismo modo, los investigadores de este fenómeno se han topado con pueblos de poblados únicamente por mujeres, debido a que los hombres se han ido a Estados Unidos en busca de un mejor trabajo para poder enviar dinero de regreso a casa. En algunos casos, se van con la intención de llevarse a su familia después, mientras que en otros, la familia pierde el interés en ellos y solo espera la llegada de las remesas. Otra consecuencia es el retorno de migrantes de países centroamericanos que, al ser agarrados por la migra, dicen que son mexicanos para que los regresen al país con la intención de volver a entrar a Estados Unidos, o bien quedarse y buscar un trabajo en México en lugar de tener que regresar a su nación de origen. Cuando esto sucede, el gobierno mexicano se ve obligado, ya que no tiene la capacidad de expulsarlos a todos, a mantener a esos individuos, enfrentándose a una sobrepoblación de migrantes, de los cuales un bajo porcentaje solicita un asilo político.
Estados Unidos, en múltiples ocasiones y especialmente ahora durante el mandato del presidente Donald Trump, ha dejado en claro su repudio por los migrantes, y ha invertido significativas cantidades de dinero en aumentar la seguridad en la frontera. Sin embargo, este fenómeno no parece disminuirse, sino que por el contrario, en ocasiones incluso parece aumentar. La pregunta en la cabeza de muchas personas es: ¿por qué un país tan poderoso como Estados Unidos no detiene la migración? Y en realidad, la respuesta es muy sencilla: porque no quiere. La migración es un negocio redondo, desde los coyotes y las personas que se dedican a “pasar del otro lado” a quienes lo necesitan, hasta las personas que se dedican a contratar mano de obra “ilegal”, como todo el dinero que se genera para ambos países con el envío de remesas. Es bien sabido que la mano de obra mexicana en Estados Unidos es buena, dócil y barata, por lo que a los dueños de las empresas no les conviene que los migrantes dejen de llegar. Por otro lado, la necesidad en México no deja de existir, factor fundamental para que la migración se convierta en un ciclo, el cual pareciera que no llegará a su fin jamás.
Paulina Esquivel Orozco
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