La importancia de vincular nuestra empresa a un banco

Tal y como está montada la estructura capitalista de nuestra sociedad, en la que la propiedad privada tiene un valor en un mercado relativamente libre pero estabilizado y regulado hasta cierto punto, es evidente que crear un nuevo negocio implicará forjar alianzas con entidades bancarias y asesorías financieras.

Puede que, en un principio, optemos por ser lo más autónomos posibles y gestionar nosotros mismos nuestras cuentas. Al fin y al cabo, hoy en día es incluso posible disponer libremente de financiación en sitios web como WannaCash.es, un comparador de créditos que, según últimos estudios estadísticos, presta servicios a un alto porcentaje de empresas emergentes.

Sin embargo, crear una empresa, y conseguir además que sobreviva en medio de un mar tempestuoso de negocios heterogéneos mucho más asentados en el tiempo y validados por una cartera de clientes ya estabilizada, implica análogamente realizar la minuciosa labor de un constructor de relojes.

Cada pieza milimétrica que pongamos en el reloj, cada pequeño engranaje, ha de estar situado en su sitio sin desviaciones de ninguna clase, ya que de ella depende, como de todas las demás, el funcionamiento de todo el sistema. Las entidades bancarias o los asesores financieros a los que subcontratemos son también un engranaje.

Porque, al principio, tal vez sea relativamente sencillo controlar una inversión. Al situar el proyecto recién nacido en el ámbito de la generalidad, podemos estimar con bastante acierto cuánto dinero en cifras necesitaremos, y tal vez cubrirlo nosotros mismos a través de nuestras formas de financiamiento, independientemente de la fuente.

Sin embargo, que una empresa aumente de tamaño implica que también aumente en su complejidad, y dicha complejidad alcanza muchas facetas: desde el aumento de nuestros empleados y la mudanza a oficinas más grandes, hasta labores de marketing mucho más sistemáticas y ramificadas en estrategias diferentes.

Llegados a este punto, contar con los consejos de personas expertas en finanzas o delegar en nuestro banco de confinza para un mayor control de nuestros fondos puede ser crucial. Aunque creamos que podemos controlarlo todo, deberíamos establecer ese vínculo lo antes posible. Así, no tendremos que afrontar problemas contingentes difíciles de predecir.