Sí quiero ¿Antes de los 18?
El caso de estudios es el matrimonio infantil, entendiéndolo como cualquier unión matrimonial que implique a un individuo menor de 18 años. El matrimonio infantil puede ser localizado principalmente en países como Níger, República Centroafricana, Chad, Bangladesh o Burkina Faso.
Entre las causas y factores que originan este tipo de uniones encontramos: factores económicos ligados a desigualdades de género, falta de regulación sobre derecho de los menores y la legitimación de la práctica por parte del orden colectivo y cultural en determinados espacios.
El matrimonio infantil produce efectos en el nivel educativo del menor, en sus oportunidades laborales y su propio desarrollo, pero el estudio se centrará en el descenso de la esperanza de vida de las menores fruto del parto precoz.
Partiendo de las vivencias de menores entrevistados en diferentes lugares y momentos, que comparten situaciones parecidas, con la idea de Bauman y el sentido común, la opinión pública podría marcar una argumentación válida, pero con riesgo de convertirse en un panfleto ideológico. Para la realización de una aproximación más sociológica, es necesario centrarse en la búsqueda de los aspectos que comparten los individuos que componen esta trama social y analizar los datos de una forma objetiva, sin caer en ideas preconcebidas u opiniones del individuo analítico.
El caso analizado está contemplado dentro de una trama mucho más amplia, que muestra el fruto de la exclusión social, la pobreza, la desigualdad y la no protección de menores.
Durante la última década se viene produciendo un proceso de regulación de este tipo de casos, especialmente en países con índice de desarrollo alto, que produce la disminución de matrimonios infantiles en esos países, sin embargo, el crecimiento poblacional en las regiones donde el matrimonio infantil prevalece como en África Central y Occidental, hace que el proceso de regulación no reduzca significativamente el número de casos de matrimonios infantiles totales.
Como queda recogido en la definición dada al comienzo de este documento, el matrimonio infantil implica a individuos menores de edad. El matrimonio infantil es muy frecuente en países que forman parte de “el mundo en desarrollo”, pero ocurre en todo el mundo, incluso en países desarrollados, como Estados Unidos o Reino Unido. En ocasiones se tiende a pensar que en los países desarrollados solo se implica a comunidades inmigrantes, pero esto no es así, ya que el matrimonio infantil se da en muchos tipos de comunidades, grupos étnicos y religiones.
La tasa de casos de matrimonio infantil la encontramos en África Central y Occidental, donde un 40% de niñas se casaron antes de cumplir 18 años. Desde el punto de vista numérico, el mayor número de niñas obligadas a casarse lo alberga Asia Meridional.
Las uniones tempranas tienen un gran impacto sobre el número de hijos que tendrán las mujeres en el transcurso de sus vidas y, por tanto, sobre el crecimiento poblacional. Por ejemplo, en términos de la fecundidad total, casarse a la edad de 13 años y no a los 18, aumenta el promedio del número de hijos que tendrá una mujer.
El matrimonio infantil es una causa importante para el nacimiento de niños de madres menores de 18 años. Las uniones tempranas tienen efectos tanto en la menor como en sus hijos, dar a luz a una edad muy temprana supone grandes riesgos de mortalidad para la madre y riesgo de fallecer antes de alcanzar los 5 años o sufrir desnutrición crónica en los hijos.
Existe también un impacto del matrimonio infantil sobre la violencia por parte de la pareja íntima, especialmente la violencia asociada a los bajos niveles de educación.
En países en vías de desarrollo la mayoría de embarazos en adolescentes tiene lugar entre niñas que ya están casadas, pero, en algunos lugares, los embarazos adolescentes llevan a los padres a casar a sus hijas. Esto se produce tanto en los países ricos como en los pobres, donde las comunidades consideran que el embarazo fuera del matrimonio es vergonzoso. Además, no todos los matrimonios infantiles son el resultado de las decisiones de los padres o los tutores. A menudo, las personas adolescentes deciden casarse con su pareja. Estos matrimonios pueden ser una forma de ejercer la independencia, dejar el hogar o escapar de circunstancias difíciles, como la pobreza extrema o la violencia doméstica. Las restricciones a la sexualidad de las y los adolescentes fuera del matrimonio también pueden llevar a algunos de ellos a considerar el matrimonio como la única vía para ser sexualmente activos.
Un matrimonio prematuro desemboca en una paternidad temprana (en un número considerable de casos) y, con ello, aumenta la presión para mantener a una familia. Los motivos familiares son una razón clave para el abandono escolar de las niñas, y a todo ello se suma el hecho de que ser hijo de una madre que se casó antes de los 18 años, aumenta la probabilidad de tener resultados educativos más deficientes debido al bajo nivel educativo maternal.
El matrimonio infantil reduce la probabilidad de completar niveles escolares básicos y ello es un condicionante en la entrada en el mercado laboral y por tanto en la obtención de ingresos que serán fruto del trabajo precario a los que las niñas tienen acceso. Los bajos ingresos de estos individuos afectan a los ingresos nacionales, ya que produce pobreza en los hogares en los que la mujer se casó a una edad temprana, afectando a los índices de pobreza del país donde se producen los enlaces.
Además, el matrimonio infantil, a través del aumento de la fecundidad, produce un incremento en el tamaño del hogar y, por tanto, del numero de individuos dependientes, lo que genera efectos negativos sobre el consumo del hogar y sobre la pobreza.
En la mayoría de los casos, el matrimonio infantil es el resultado de niñas y familias que tienen pocas opciones. Cuando los jóvenes tienen alguna opción, contraen matrimonio más tarde. En países donde se produce la práctica, las niñas de los hogares más pobres tienen más del triple de probabilidades de contraer matrimonio antes de los 18 años en comparación con las niñas de los hogares más ricos.
En los países en desarrollo, las niñas de las zonas rurales tienen el doble de probabilidades de estar casadas al cumplir los 18 años en comparación con las niñas de las zonas urbanas. Para millones de personas, el matrimonio infantil puede parecer la mejor opción, o la única.
Las hijas a menudo se consideran cargas o mercancías a consecuencia de la desigualdad de género generalizada. Los padres pobres a menudo creen que el matrimonio garantizará un futuro a su hija si hacen responsable al marido o a su familia de su cuidado. Esto podría ocurrir cuando los padres enfrentan dificultades económicas o cuando las niñas se ven forzadas a dejar la escuela debido a la pobreza u otras circunstancias. En lugares donde la familia de la novia paga una dote a la familia del novio, la cuantía es menor en el caso de las novias más jóvenes, lo que incentiva que los padres casen a sus hijas a una edad temprana. Por el contrario, en aquellos lugares donde la familia del novio paga por la novia, los padres que atraviesan dificultades económicas ven en el casamiento de sus hijas una fuente de ingresos.

Francisco Ojeda. Periodismo Universidad de Sevilla.





































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