Percepción de sonido
1.1 Audición en un oído normal.
1. El proceso de audición consiste en la percepción de estímulos originados por la onda de sonido y en éste intervienen el oído externo (pabellón auditivo y conducto auditivo externo), el oído medio (tímpano y huesecillos), el oído interno (cóclea), el nervio auditivo y el sistema nervioso central.
La onda de sonido es recogida por el pabellón auditivo y se propaga a través del conducto auditivo externo. En el fondo de éste se encuentra el tímpano, que es una membrana que vibra bajo la acción de la onda acústica. El movimiento del tímpano se transmite a la cadena de huesecillos (yunque, martillo y estribo) que propagan la onda mecánica hasta la cóclea. En el interior de la cóclea se produce la transducción auditiva, o conversión de vibración mecánica en estímulos eléctricos. Dichos estímulos son transmitidos a través del nervio auditivo hasta los centros corticales, donde son analizados y procesados. La figura 1 representa los distintos órganos involucrados en el proceso de audición.
1.2 Transducción auditiva
En la audición juega un papel fundamental la cóclea. Ésta es una estructura ósea, hueca por dentro, enrollada en forma de caracol (de ahí su nombre) que describe aproximadamente dos vueltas y media. Si se desenrollara, tendría forma cónica, estrecha en el apex y ancha en la base. En la zona basal, la cóclea presenta dos aberturas: la ventana oval, sobre la que se apoya el estribo, y la ventana redonda. Un corte transversal de la cóclea mostraría 3 canales (rampa timpánica, rampa media y rampa vestibular) divididos por dos membranas (membrana basilar y membrana de Reissner). Sobre la membrana basilar se encuentra el órgano de Corti, que contiene las células ciliadas. Las células ciliadas hacen sinapsis con las terminaciones nerviosas del nervio auditivo y son responsables de la transducción auditiva. El movimiento de los cilios provoca la despolarización de las células ciliadas y la generación de potenciales de acción en las terminaciones del nervio auditivo, que son propagados hasta los centros corticales.
Los canales de la cóclea están llenos de líquidos incompresibles, de modo que la vibración del estribo provoca una vibración de los líquidos que pone en movimiento la membrana basilar. La vibración de la membrana basilar provoca el movimiento de los cilios de las células ciliadas, que a su vez estimulan las diferentes terminaciones del nervio auditivo. En la figura 2 se ha representado la cóclea y el proceso que da lugar a la transducción auditiva o conversión de vibración mecánica del estribo en potenciales de acción en el nervio auditivo.
1.3 Hipoacusias neurosensoriales
Una disfunción en alguno de los órganos que intervienen en el proceso de audición va a dar lugar a una hipoacusia. Si la hipoacusia está asociada a problemas en el conducto auditivo, en el tímpano o la cadena de huesecillos, se hablará de una hipoacusia de transmisión. En estos casos, la onda acústica alcanza la cóclea atenuada en comparación con una audición normal. Las pérdidas en estos casos suelen ser moderadas (salvo que por proximidad se lesione el laberinto, lo que dará lugar a una hipoacusia mixta), ya que en presencia de un estímulo acústico intenso, la onda acústica puede propagarse a través de los huesos de la cabeza, llegando hasta la cóclea con energía suficiente para proporcionar un estímulo perceptible. Este tipo de hipoacusias permiten en general soluciones basadas en la reparación o reconstrucción del órgano dañado y en su defecto se corrigen satisfactoriamente mediante la utilización de prótesis auditivas.
Si el órgano dañado es la cóclea, se habla de hipoacusias de oído interno. Estas hipoacusias suelen estar asociadas a una lesión de las células ciliadas. Las células ciliadas son extremadamente sensibles y pueden quedar dañadas debido al consumo de determinados medicamentos u otras sustancias (denominadas por este motivo "ototóxicas"), como consecuencia de determinados procesos infecciosos, etc. También hay descrito un conjunto de síndromes que llevan o pueden llevar asociados daños cocleares.
En el caso de haber una lesión de las células ciliadas, aún siendo funcional el oído medio, se presenta una pérdida auditiva debido a la ineficacia de la transducción auditiva. En una cóclea con las células ciliadas lesionadas, aun en el caso de transmitirse correctamente la vibración mecánica hasta los líquidos cocleares, la percepción auditiva se ve disminuida debido a que no es eficaz la conversión de la vibración mecánica en potenciales de acción del nervio auditivo. En el caso de un daño severo en las células ciliadas, la transducción auditiva se ve alterada y hay una pérdida de discriminación frecuencial, con lo que los sonidos y la voz tienden a oírse distorsionados con la amplificación. Debido a la menor irrigación de la zona basal de la cóclea, las células ciliadas de esta zona, responsables de la percepción de los sonidos agudos, están más expuestas a los agentes patógenos y quedan dañadas con más facilidad que las de la región apical. Esta es la razón de la característica caída de las frecuencias agudas que aparece en los audiogramas tonales realizados a pacientes que sufren hipoacusias de oído interno, especialmente claro en los casos de hipoacusias progresivas.
Rocio Figueras
www.rofimo.com
Registro automático