Vino de autor
Un vino de autor es aquél que rescata el sello particular, el estilo y la pasión de su creador, quien dirige con sus propias manos todas las etapas desde la vid hasta la copa. En Francia allá por los años 80, nació el concepto de “vinos de garage”, cuyo nombre se explica por tratarse de elaboraciones a muy pequeña escala y sin las instalaciones propias de una bodega dedicada a la producción de grandes volúmenes de vino. Conceptualmente, un vino de garage puede asociarse con un traje hecho a medida. Esto es, elegir solo las mejores uvas, de viñedos con muy bajos rendimientos, cosechadas a mano, en un mismo día y bajo las mejores condiciones climáticas posibles. Es un proceso a pequeña escala y de alta precisión. Suelen ser vinos concentrados y complejos aunque, por lo general, difíciles de beber en su juventud debido a su carga tánica. El nombre vino de garage no es una categoría oficial en Francia, donde se utiliza el término “micro-cuvee” para referirse a vinos exclusivos producidos en cantidades de apenas 400 a 1500 cajas por año, provenientes de viñedos de no más de 6 hectáreas. Históricamente, el primer vino de este tipo fue el Chateau Le Pin, producido por primera vez hace algo más de 20 años con 2 hectáreas de viñedos en Pomerol. Aunque el primer vino famoso bajo el nombre de vino de garage fue el Chateau Valandraud, producido en St. Emilion en apenas 1,5 hectáreas. En Estados Unidos, se los conoce como “vinos de culto” ya que se adquieren como objetos de lujo u obras de arte. Existen unas 12 etiquetas de este tipo de vinos, elaborados principalmente a base de Cabernet Sauvignon, en su mayoría en la región de Napa Valley, en California. Se venden por lista debido a que su producción es muy baja y su demanda muy alta. Su fama de ser tan exquisitos como raros, los han convertido en verdaderas piezas de colección llegando a disputarse en subastas de conocedores por más de mil dólares la botella. Algunos nombres de estos vinos selectos son: Harlan Estate, Screaming Eagle, Bryant Family, Grace Family, Colgin Cellars, Dalla Valle, Araujo Estate. Sin embargo, no todos los vinos de autor son sinónimo de altísimos precios. Existen vinos elaborados bajo las características antes mencionadas, que priorizan la calidad sobre la cantidad y que pueden adquirirse a precios accesibles para el público consumidor de vinos. En Argentina, desde el año 2002 existe la figura de “elaborador de vino casero” aprobada por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV). Dicho organismo estableció los requisitos de inscripción como elaborador de vino casero, las condiciones de elaboración, identificación y exigencias respecto de la comercialización del producto. Las elaboraciones no pueden exceder los 4.000 litros anuales, debiéndose aplicar prácticas enológicas lícitas y emplear locales, vasijas y demás elementos en excelentes condiciones de sanidad. Así mismo, el producto tiene que reunir las características químicas de un vino genuino artesanal, expresadas mediante determinaciones de alcohol, extracto seco, azúcares reductores, acidez total en tartárico y acidez volátil en acético. Actualmente, solo en Buenos Aires existen 42 inscriptos como elaboradores de vino casero. Esta acertada medida reconoce la existencia de una gran cantidad de elaboradores de vino artesanal, en muchos casos continuadores de la cultura de producir su propio vino, heredada de padres y abuelos inmigrantes y en otros casos, amantes del vino movilizados por la pasión de llevar a cabo esa maravillosa alquimia que permite transformar uvas en vino. Dentro de este marco, es posible elaborar vinos artesanales de alta calidad aún estando a una larga distancia de las regiones vitivinícolas, siempre y cuando la materia prima sea de excelente calidad. Sólo es posible elaborar un buen vino a partir de uvas sanas y cosechadas en su grado óptimo de madurez. Para ello, es fundamental preservar la frescura y sanidad de las uvas acordando con el productor que se cosechen en cajas de no más de 20 kg. garantizando de este modo que los racimos se mantengan enteros y con el menor rozamiento posible. Posteriormente, las uvas recién cosechadas deben ser trasladadas a la brevedad posible en transporte refrigerado hasta el lugar donde se llevará a cabo la elaboración. Debe estar muy bien aceitada la logística para recibir la uva fresca y dar comienzo al proceso de elaboración. Hoy día, el uso de tecnología adecuada está al alcance de un pequeño elaborador. Existen todo tipo de insumos y herramientas, que permiten reproducir a muy pequeña escala el proceso completo que realiza una bodega comercial. A modo de conclusión, un vino de autor, sea de culto, de garage o simplemente casero, pretende alcanzar la mejor expresión de lo rico, lo puro y lo bello. Un vino criado con minuciosa dedicación que refleja la inspiración y la pasión de su autor por esta noble bebida. Gastón Ayerbe es elaborador de vino casero y sommelier. www.vinosdeayerbe.com.ar
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