1936: la batalla por Barcelona
La madrugada del 19 de julio de 1936 las sirenas de las fábricas avisaron a la ciudad de Barcelona que los militares habían salido de sus cuarteles para alzarse contra la República. Comenzaba la batalla por Barcelona que logró parar el golpe fascista y, por parte de la CNT, iniciar un proceso revolucionario.
No se puede decir, sin embargo, que la cosa fuera una sorpresa: desde hacía tiempo los servicios secretos de la Generalitat de Cataluña, conducidos por el Comisario General de la Orden Público Federic Escofet, se estaban preparando para este día: en sus manos tenían una lista de los oficiales implicados en la conspiración y más o menos sabían cuáles serían sus movimientos. La detención de varios oficiales de la Guardia de Asalto implicados en la trama conspirativa y los informes proporcionados por militares republicanos habían proporcionado a Escofet esta preciada información.
Escofet y el presidente de la Generalitat, Lluís Companys, también sabían con quien podían contar para hacer frente a los sublevados. A sus órdenes directas tenían veinte compañías de Guardias de Asalto y los dos tercios de la Guardia Civil destacados en Cataluña, aunque el historial golpista de este último cuerpo no inspiraba excesivas confianzas hacia el lealtad republicana. Pero la Generalitat también tenía un aliado un tanto incómodo: los obreros encabezados por la todopoderosa CNT que desde hacía tiempo solicitaban armas al gobierno catalán para hacer frente a la revuelta. Escofet había negado sistemáticamente a suministrarlos los fusiles por miedo a que las armas comenzaran apuntado a los militares y acabaran apuntando a la Generalitat en un proceso revolucionario que era la base del credo anarquista.
Antes de que las primeras columnas militares salgan de los cuarteles, las fichas ya están dispuestas. Varias compañías de Guardias de Asalto quedan apostadas en diversos puntos estratégicos para cortar el avance de las tropas sobre la Plaza Cataluña y la comisaría de Vía Layetana donde Escofet y Compañeros han establecido su cuartel general. La dudosa Guardia Civil espera acantonada en la espera de órdenes, y no será hasta muchas horas después de que tomará un claro y decisivo partido por el bando republicano. El general Llanos de la Encomienda, jefe de la 4 ª División Orgánica aseguró a Escofet que tiene la situación controlada, pero pronto quedará claro hasta qué punto sus generales y oficiales le han engañado. Los militantes de la CNT concentran sus armas en el Poblenou, en torno a sus líderes Oliver, Ascaso y Durruti, dispuestos a marchar hay en el centro y movilizar todos los grupos de autodefensa de su red sindical.
La madrugada avanza calurosa y los ojos que los obreros tienen cerca de los cuarteles alertan de los primeros movimientos de tropas. Las sirenas de las fábricas y de los barcos de los puertos suenan despertando la ciudad, llamando a la lucha. La batalla por Barcelona ha comenzado: Guardias de Asalto, militares sublevados, militares leales, Guardia Civil y miles de obreros serán los protagonistas de aquella jornada decisiva que los aficinados a los viajes pueden decubrir en la própia ciudad de barcelona mediante la ruta Spotsuite que nos relata in situ los hechos de aquel día.
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