Aprendizaje
-Por fin hemos llegado. Ya estaba cansándome de este caballo- Dijo Tercio graciosamente.
-Será mejor que te vayas acostumbrando a montar ya que dicen que los jinetes númidas son los más hábiles del mundo- Respondió Cneo tratando de enseriar el tema.
Luego de una fugaz mirada hacia atrás, Terció le replicó palmoteándole la espalda y con ironía.
-Tú sabes a lo que me refiero amigo-
La ligereza de su actitud provocó una leve risa entre ambos, pero rápidamente la atmósfera cambió al entrar al campamento. Roma estaba en plena guerra y la batalla decisiva contra Aníbal era inminente.
Tercio Flaminio era un joven patricio de 20 años de edad. Pertenece a una de las gens más prestigiosas de la república romana, de la más alta nobleza, por lo que se alistó en el ejército como integrante de los équites, una de los destacamentos de élite del ejército, pese a que no contaba con experiencia militar alguna.
De hecho, Tercio tuvo que alistarse y recibir una breve instrucción por el contexto de la guerra, sobre todo ante un eminente enfrentamiento con las fuerzas de Aníbal, las cuales estaban azotando la península, en pleno territorio romano. Aunque Tercio respondió honorablemente al llamado de la guerra, sus intenciones estaban alejadas de las legiones y las campañas. Era un joven estudioso y sereno, amante de la filosofía griega, cuyo propósito era seguir un cursus honorum que lo llevase a los puestos senatoriales.
No obstante, la guerra también incitaba en él un espíritu de aventura y audacia, ya que más que todo era un joven como cualquier otro. En cambio su amigo de la infancia y también de descendencia patricia, Cneo Maxentio. Pese a que era un poco mayor que él, ya tenía experiencia militar y destacaba por su fuerza, temperamento y habilidad en el arte de guerra. Definitivamente estaba destinado a alcanzar la gloria como un gran general de la república.
El campamento bordeaba el río Aufidus, dividiéndose en dos secciones; un campamento mayor al lado derecho del río y otro pequeño en la ribera izquierda. Miles de soldados en fila entraban por sus puertas cada hora, formando una gran congestión en la entrada, pues todos llegaban para el gran enfrentamiento. En las llanuras de Cannas sería batalla, al sudeste de la península de los Apeninos. El lugar había sido tomando por las fuerzas de Aníbal, lo que desencadenó la movilización de los romanos al ser un punto de estratégico tanto para el flujo comercial como para el abastecimiento de víveres del ejército. El campamento enemigo estaba en la orilla opuesta del río, a poca distancia. Estaba todo listo para la batalla decisiva.
Ya dentro del campamento, la guerra era una realidad. Lo primero que sorprendió a ambos es la magnitud del campamento. Era una verdadera ciudad por los miles de hombres y de tiendas. El ambiente militar se confundía con los golpes del herrero, olores fuertes, con cerdos y gallinas cruzando las calles. En cuanto a la actitud de las tropas, más que temor, se percibía preocupación. Los constantes murmullos eran prueba de la intranquilidad. Al pasar por la Via principalis y acercándose a los altos mandos, esa sensación de gravedad y preocupación aumentaba. Tercio estaba sorprendido. Era increíble lo que podía hacer la voluntad de un hombre ante el poder de Roma.
Al llegar a sus tiendas, Tercio y Cneo serían recibidos por un soldado quien acomodaría sus caballos y les informaría de la situación. Para la sorpresa de ambos, se presentó un triario[1], quien entusiasmado fue recibirlos dirigiéndose especialmente a Cneo.
- ¿Cneo? ¿Cneo Mexentio?- Dijo el triario quien se acercaba al trote.
Tercio observó el pesado armamento del triario. Al verlo con su pesada armadura de placas, mientras sujetaba con su mano izquierda la empuñadura de su espada envainada, daba la impresión de que se encontraba ante un maestro del combate. Sin embargo, lo que más llamó su atención, era su casco puntiagudo de bronce, con una extensión trasera que reforzaba la nuca y con unas llamativas plumas que sobresalían, ya que no solo implicaba una protección completa de cabeza, sino un rasgo distintivo que reflejaba el orgullo del veterano.
-Como has estado Aulo, tanto tiempo sin vernos- Dijo Cneo amistosamente
[1] Triarios: Infantería pesada. Constituida por soldados veteranos ubicándose en la tercera línea de la formación, detrás de los hastati y los princeps, unidades inferiores seguían en rango y experiencia. Estaban armados con una lanza larga (lo que los diferenciaba de las demás unidades), una gladius (espada corta) y un escudo grande. Debido a esto, los triarios formaban parte de una clase alta, que les permitiese costear sus armamentos.
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