De paseo por Palma de Mallorca
La isla de Mallorca es famosa por sus playas de arena blanca, pero además esconde otros encantos en su capital, como la esbelta Catedral de Palma de Mallorca, multitud de edificios señoriales y boutiques de moda. Un buen lugar para empezar a conocer la ciudad es la plaza de España, junto a la estatua ecuestre del rey aragonés Jaime I el Conquistador. Desde allí, paseando por la calle San Miguel, repleta de pequeñas tiendas, se llega a la Plaza Mayor porticada, un lugar ideal para reponer fuerzas en la terraza de alguno de sus bares.
Muy cerca de ella pueden verse dos bonitos edificios modernistas, el Gran Hotel, obra del arquitecto barcelonés Lluís Domènech i Montaner, decorado con esculturas y cerámicas, y Can Rei, recubierto de mosaicos policromados.
Tomando la calle Argentaria se llega a la iglesia gótica de Santa Eulalia y después a la plaza de Cort (del Ayuntamiento), presidida por la elegante la Casa Consistorial, de estilo barroco y con un gran balcón y un impresionante tejado en voladizo de madera, y con un centenario árbol en el centro.
Continuando por la calle del Palacio Real aparece primero el hermoso Palacio de la Almudaina y un poco más adelante la Catedral, la joya de Palma. Construida entre los siglos XIV y XIX, es la segunda catedral gótica más alta de Europa. Cuenta con tres naves interiores sustentadas por altísimas columnas e iluminadas por 61 vidrieras.
En su gran y diáfano interior destaca la Capilla Real, diseñada por el arquitecto Antonio Gaudí, ricamente decorada, en especial el Baldaquino situado sobre el Altar Mayor, y la anexa Capilla del Santísimo Sacramento, obra del artista local Miguel Barceló, quien se inventó un gran mural de cerámica que recubre totalmente las paredes y que muestra a grandes peces y calaveras en un mar muy agitando, muy criticado por mucha gente de la isla.
Tras recorrer la Catedral, merece la pena seguir el paseo por los restos de las antiguas murallas, el parque de la Mar, con un lago en el centro, y la avenida de Gabriel Roca, situada junto al mar, para dirigirse luego a la zona entre el Paseo del Borne, la avenida del Rey Jaime III y la calle Unión, donde se pueden reponer fuerzas en sus numerosos bares y restaurantes, y comprar ropa o complementos de las mejores marcas del mundo.
Una buena forma de acabar el recorrido por la capital mallorquina es acercarse hasta el mirador del Museo de Arte Moderno y Contemporáneo del Baluarte, desde donde se pueden ver unas bonitas vistas sobre la Catedral, el Palacio de la Almudaina y su entorno, y el Paseo Marítimo.
Además, también merece la pena coger un autobús o un taxi para visitar el Castillo de Bellver, el único circular de España y que está ubicado en una colina a las afueras de la ciudad. Edificado en el siglo XVI en estilo gótico, está en muy buen estado y desde él se ve casi toda la bahía mallorquina.
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