Enviaré hambre a la tierra - Predicaciones Cristianas

Lectura Biblica: Amós 8:11-13

Introducción

Como he venido repitiendo en mis últimas predicaciones, a los cristianos se nos ha encargado evangelizar al mundo. Tenemos que presentarle al mundo mensajes cristianos de fe, esperanza y salvación. Tenemos que hacer esto porque las personas que habitan en el mundo solo encontraran la paz y esperanza a través de las predicaciones cristianas y estudios bíblicos basados en la sana doctrina. Así que como he repetido, tenemos servir a nuestro Dios según nuestro llamado. Debemos servirle a sin pensar en lo que el mundo pueda decir o pensar de nosotros. ¿Por qué repito esto una y otra vez?

La razón principal por la que repito que tenemos que servir a Dios según nuestro llamado es porque el mundo está lleno de farsantes. El mundo está lleno de impostores cristianos, que abren y cierran iglesias, y que engañan a las personas tergiversando y manipulando las escrituras para tomar ventaja de ellas. Estos farsantes presentan estudios bíblicos y predicaciones cristianas que a primera vista aparentan bendecidos, pero que en realidad son maldición, ya que no hablan la verdad, sino que confunden y en ocasiones completamente desvían a las personas de los caminos de Dios. Ahora debemos preguntarnos, ¿por qué estamos viendo estas cosas acontecer? Una de las razones por la que estamos viendo estas cosas suceder la podemos encontrar en la lectura de la biblia que estaremos explorando en la predicación de hoy. Vamos ahora a abrir nuestra biblia.

Desarrollo:

Como acostumbro a decir, para tener un mejor entendimiento de lo que el Espíritu Santo desea revelarnos en el día de hoy, nos será necesario hacer un simple repaso de historia. Antes de continuar con nuestro estudio bíblico, conozcamos un poco mejor a este hombre llamado Amós. Amós fue un simple campesino y pastor que vivió alrededor del 750 a.C., y que fue llamado por Dios para que le sirviera como profeta [1]. La misión que Dios le encargo a Amós no fue nada fácil, ya que su misión fue de pregonar las advertencias de Dios a un pueblo pecador. La misión de Amós fue advertirle al pueblo de su eminente colapso si no se volvían a Dios en completo arrepentimiento. Lo más triste del caso es que ese pueblo no se volvió a Dios arrepentido, sino que ignoraron la advertencia acerca de la ira de Dios que su infidelidad había despertado. El resultado final fue que ellos cayeron cautivos por el imperio de Asiria y parte de la profecía de Amós fue cumplida; ellos sufrieron gran hambre y sed por la Palabra, pero mientras estuvieron cautivos, no la pudieron saciar. Hasta aquí el repaso de historia.

Yo creo que nosotros estamos empezando a ver esta misma profecía cumplirse en nuestro tiempo. Con esto no estoy diciendo que no hoy en día no podemos encontrar la Palabra de Dios. Existen congregaciones donde se predica la verdad de Dios, pero desafortunadamente con cada día que pasa, el número disminuye. Así que no estoy diciendo que hoy en día no podemos escuchar la verdad de Dios, pero lo que si les estoy diciendo es que la verdad de Dios escasea. En los versículos que estamos explorando hoy vemos que el Señor dijo que é enviaría hambre a la tierra, pero que no sería hambre de alimentos, sino hambre de escuchar la palabra de Dios. Y deseo que hagamos una breve pausa aquí para examinar un poco más de cerca la palabra hambre. La palabra hambre es definida así: “Gana y necesidad de comer. 2. Escasez de alimentos básicos, que causa carestía y miseria generalizada. [2].” Como podemos ver, por definición la palabra hambre no es la falta total de alimentos, sino más bien la escasez, o lo difícil que son de encontrar. Y esto mismo es lo que está sucediendo en nuestro tiempo, la verdad de Dios escasea.

Solo existe una verdad, solo existe un Salvador, pero la escasez de la verdad de Dios las hace difícil encontrar. Con cada día que pasa, a través de falsas promesas y doctrinas de demonios, las religiones y cultos florecen y crecen en nuestra sociedad. Para darnos cuenta de esto lo único que tenemos que hacer es abrir nuestros ojos, y veremos cómo estamos completamente rodeados del ocultismo, adivinación, hechicería, y religiones de toda índole. Con abrir nuestros ojos y fijarnos en nuestro alrededor, veremos que los poderes de las tinieblas abarcan más y más territorio. La razón por la que esto está sucediendo es porque las personas están en busca de paz y sosiego. Las personas están en busca de soluciones a sus problemas y preocupaciones. Las personas están en busca de respuestas a sus preguntas. Pero debido a la escasez de la verdad de Dios, muchos están buscándolas en lugares donde nunca la encontraran.

Todos están en busca de la solución fácil, están en busca de resolver sus problemas de manera rápida. Pero esta desesperación solo les convierte en blancos fáciles para los demonios. En otras palabras, son engañados porque no conocen la verdad. Están buscando pero no la encuentran y lo más triste de todo es que hay muchos que habiéndola encontrado, la ignoran. ¿Cómo la ignoran? La ignoran al no estar dispuestos a rebatir las mentiras del demonio; la ignoran al no estar dispuestos a compartir predicaciones cristianas, y estudios bíblicos con aquellos que tanto los necesitan. Y es exactamente por eso que vemos como esas falsas sectas, creencias, y religiones florecen y crecen. ¿Por qué florecen y crecen tan fácilmente? La razón principal es porque casi todas ofrecen un remedio inmediato. Remedios en los que el hombre ha preferido confiar.

Cuando tomamos el tiempo de examinar las sectas, siempre encontraremos que tienen algo en común. Una de las cosas que las sectas tienen en común es que profesan que el hombre es capaz de resolverlo todo. Se los pongo de esta manera, si examinamos la adivinación, el mensaje que ellos están enviando a las personas es que si sabemos nuestro futuro, entonces podemos cambiarlo para nuestro beneficio. En otras palabras esta diciendo que el hombre esta en control de las cosas. Cuando analizamos el hinduismo y otras religiones orientales podemos ver que ellos profesan que el hombre puede controlar las cosas usando su mente. Estas personas están completamente convencidas que todos los problemas que existen, son energía negativa que pueden ser combatidos a través de la meditación trascendental y ritos a sus dioses (si no me equivoco los hindúes tienen alrededor de 320 millones de dioses). Cuando analizamos a los Testigos de Jehová vemos que ellos enseñan que el hombre tiene que trabajar para su salvación; en otras palabras ellos descartan por completo la gracia de Dios. Cuando analizamos a los mormones, vemos que ellos enseñan que Jesucristo es el Mesías, pero que sin la aprobación de Joseph Smith no se puede entrar al cielo [3]. Pudiera continuar citando religiones y sectas, pero creo que con las pocas que les he mencionado he logrado probarles que el mundo está hambriento de respuestas a sus preguntas y soluciones a sus problemas.

Existe un hambre grande en este mundo y no es porque no existe la Palabra de Dios, sino porque en muchas ocasiones es difícil encontrarla. Y es por eso que digo que con solo mirar a nuestro alrededor podemos darnos cuenta que la profecía de Amós está empezando a cumplirse en nuestros días. Yo me atrevo a decir que nuestra sociedad se encuentra hambrienta de la verdad ahora más que nunca en la historia. Digo esto porque las estadísticas demuestran que los libros religiosos son los que más se venden, especialmente cuando ofrecen soluciones inmediatas. Todos en el mundo aparentan estar buscando la verdad, pero a la misma vez, existe una intolerancia a la verdad de la Biblia. Lo que sucede es que a todos nos gusta tener alternativas a nuestras situaciones. A todos nos gustaría tener más de una solución que podamos emplear al enfrentarnos a los problemas. Pero la realidad es que solo existe una solución, y su nombre es Jesús. Esto es algo que Jesucristo nos deja saber claramente en Juan 14:6 cuando leemos: “…Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí…”

Como podemos claramente ver, con esa declaración el Señor nos dice que no existen alternativas. Él nos dice que solo existe una verdad. Pero lo que sucede es que todos nosotros que creemos en Su palabra, todos nosotros que perseveramos en conducir una vida que agrada a Dios somos llamados personas intolerantes, personas de mente cerrada. Ser vistos y/o etiquetado de esta forma es algo que desagrada a muchos, pero les confieso hoy que yo soy de mente cerrada, y que soy intolerante. Les digo que si la solución a mis preguntas y/o inquietudes no pueden ser encontrada en la palabra de Dios (algo completamente imposible), entonces no la quiero saber. Todos nosotros tenemos que saber que no existe un problema o circunstancia que nuestro Señor no pueda resolver; tenemos que tener convicción de que solo existe una verdad. Todo lo demás no son más nada que los poderes de las tinieblas tratando de apoderarse de lo que no les pertenece. Nosotros fuimos santificados, bendecidos, y escogidos por la sangre del cordero [4]. No existe otra solución, no existe otra alternativa.

El mundo esta buscando por todas partes como dice la palabra; las personas andan errantes desde el norte hasta el oeste. Están buscando la verdad, están sedientos y hambrientos, existe hambre de la verdad pero no es porque falte por completo. La Biblia hoy en día es publicada en todos los idiomas del mundo. Recientemente leí un artículo que decía que la biblia es el libro más vendido en la historia de la imprenta. Hasta el día de hoy se han registrado más de seis billones de ventas. Pero lo que sucede en muchas ocasiones es que las personas compran la biblia por entusiasmo o por tradición, y nunca toman el tiempo de meditar en lo que dice, o de sujetarse a lo que demanda de los cristianos. Muchos determinan que es intolerante de muchas cosas, y deciden seguir doctrinas que aparentan cristianas, pero que son tolerantes de las abominaciones.

Les puedo decir que la biblia es bien intolerante de muchas cosas; la biblia no es un libro políticamente correcto como el mundo desea que sea. Pero la verdad es que solo existe una verdad, y los cristianos estamos llamados a sujetarnos a esa verdad. Los cristianos estamos llamados ser diferentes. Los cristianos estamos llamados a ser intolerantes de las cosas que desagradan a Dios. Nosotros conocemos la verdad, nosotros conocemos el camino, y es por esa razón que no podemos permitir que el mundo nos disuada de la verdad de Dios. Los cristianos estamos llamados a pregonar la verdad al mundo y a ser intolerantes; nuestra responsabilidad no es agradar al mundo, nuestra responsabilidad es hacer la voluntad de Dios [5].

Con cada día que pasa nuestra juventud va de mal en peor. Los jóvenes se encuentran sedientos de algo, pero no saben de qué (Vs. 13). Y el peligro de todo es que en su búsqueda se tropiezan con las drogas y el alcohol, algo que les da una manera de escapar de sus preocupaciones. Se tropiezan con los placeres de la carne, la fornicación, algo que causa un gozo temporario. Pero todo esto no es duradero, todo esto no es la solución. Lo jóvenes están en búsqueda de la solución, pero no la han encontrado. Ellos tienen un hambre y sed insaciable, pero no están recibiendo la verdadera nutrición, no están recibiendo el agua del manantial de aguas vivas [6].

No se pueden imaginar cuantas veces he presenciado como jóvenes, varones y hembras al igual, han cometido delitos mayores porque necesitaban dinero. Lo triste del caso es que no cometieron el crimen porque les hacía falta el dinero para comer, o calzar, sino que lo cometieron para mantener sus adiciones. Como cristianos fieles a la palabra de Dios, tenemos que hacernos responsables por todas esas personas que están sedientos y hambrientos. Por todas esas personas que se encuentran en el mundo en búsqueda de algo, pero no saben qué. El pueblo de Dios puede acabar con esa hambre. No existe razón alguna por la que alguien a nuestro alrededor este hambriento. Nosotros tenemos la nutrición que ellos buscan, nosotros tenemos el agua que les puede quitar esa sed. Nosotros tenemos la solución en nuestras manos, y su nombre es Jesús.

Les voy a dejar con este pensamiento final. Imaginemos que en unos momentos estaremos ante la presencia de Dios. Llegamos ante Él, y Él nos preguntara, ¿que hiciste con el tiempo que te di? ¿Qué hiciste para engrandecer mi reino? Esto es algo en lo que todos nosotros debemos reflexionar, porque si le respondemos diciéndole “NADA”, no creo que esto agrade mucho a Dios. Esto sería igual a que cuando el jefe en tu trabajo te pregunte semanalmente, ¿qué trabajo estás haciendo? Y tú le respondas, nada. Estoy seguro que si nosotros fuéramos jefes de ese empleado, ese empleado no trabajaría más para nosotros por mucho tiempo.

Para concluir. Con cada día que pasa estamos viendo que las profecías se están cumpliendo una por una; solo tenemos que abrir nuestros ojos. Estamos viendo que existe una sed insaciable por la verdad, pero la verdad no está siendo pregonada. Nosotros tenemos el poder en nuestras manos para acabar con el hambre y sed que existe en el mundo hoy en día. Pero antes de que podamos empezar a eliminar esta hambre, primero tenemos que depender y utilizar del poder de Dios. Porque por el poder de Dios somos santificados, el poder de Dios nos permite perseverar, el poder de Dios nos entrega la salvación.

Hermanos no existe nada en el mundo que se pueda comparar con el poder de Dios. Los poderes de las tinieblas tratan de imitarlo, pero no lo pueden igualar. Creo que el Señor ha comenzado a enviar el hambre de la verdad a la tierra, así que no desmayemos en nuestra misión, sino que al igual que Amós, pregonemos la verdad de Dios en todo momento.

[1] Amós 1:1
[2] Diccionario de la Real Academia Española
[3] LDS president and prophet Brigham Young, Journal of Discourses, vol. 7, p. 289
[4] 1 Pedro 2:9
[5] Marcos 8:36
[6] Juan 4:14

© 2013, Jose R. Hernandez. Todos los derechos reservados.

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Recuerde: “..¿O no sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os dejéis engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, 10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios. 11 Y esto erais algunos de vosotros; pero fuisteis lavados, pero fuisteis santificados, pero fuisteis justificados…” 1 Corintios 6:9-11