Londres ¿Sólo Jack el Destripador y niebla?
Suele ocurrir que cuando uno es niño se imagina Londres como una ciudad aburrida, sobretodo por las historias que nos cuentan y las películas que vemos. En nuestra imaginación, todo el mundo usa Bombin y viste de gris o de negro. A las 5, la hora del té, y un poco más tarde ni un alma por la calle. Vamos, un rollazo.
Con el paso del tiempo uno entra en edad de viajar y comienza la selección de destinos. Cuando tienes poco tiempo y aún menos dinero en los bolsillos, te lo piensas dos veces antes de comprar los billetes; y empiezas, si no por los destinos que más te llaman la atención, descartando los que sabes que no te hacen gracia. Londres siempre estuvo para mí entre los del segundo grupo, y todo por la idea infantil que martillaba mi cabeza recordándome lo aburrida que era esa ciudad.
De esta manera dejé pasar los años, ignorando los elogios que le hacían mis amigos a la ciudad cuando regresaban de visitarla, hasta que me tocó ir a mí; no por un viaje de placer, sino para acompañar a una persona muy cercana a una entrevista de trabajo. Y entonces ocurrió.
Para los que ya han estado en Londres, no tiene sentido que les cuente las delicias de esta gigantísima ciudad; tampoco para los que están deseando venir porque saben que Londres es un lugar increíble y lleno de sorpresas, donde no hay espacio para el aburrimiento ni aunque te quedes a vivir en la ciudad por una larga temporada, ya que como dijo el Dr. Johnson: “quien está aburrido de Londres es que está aburrido de la vida”.
En realidad esto es para los que piensan como un servidor lo hacía antes, y clasifican a la ciudad de Londres entre los destinos más sosos para visitar cuando las condiciones lo permiten.
Con catorce millones de personas viviendo en el área metropolitana ya me dirán ustedes si no nos podemos encontrar de todo por aquí. Una explosión multicultural amanece cada mañana por las calles de Londres, abofeteando tus sentidos a cada paso y con cada persona que te cruzas. Es un hervidero que mezcla todas las razas, culturas, clases sociales e idiomas del mundo.
Por las tardes, como en cualquier ciudad, lejos de encerrarse en casa, la gente se asoma a la calle para disfrutar de los cafés, las tiendas, las avenidas, los parques o los pubs. Existe una infinita oferta de restaurantes donde comer o cenar prácticamente a cualquier hora del día, ya que aquí conviven en paz y armonía los horarios típicamente ingleses con los del resto del mundo.
En Londres encontraremos atracciones para todos los gustos: monumentos, museos gratuitos, mercados de todo tipo, conciertos, palacios, exposiciones… Un enorme río, el Támesis, parte la ciudad en dos, y desde cualquiera de sus orillas se puede disfrutar de unas vistas increíbles.
Podríamos decir que esto solo es el principio de una larga lista de las posibilidades que ofrece la ciudad de la cultura, los autobuses de dos pisos, el Big Ben y las famosas cabinas telefónicas. Aunque por supuesto, siempre cabe la posibilidad de que en una noche de niebla te encuentres con Jack el Destripador y tus vacaciones den un giro inesperado.
Francisco Manga
http://www.vivirlondon.com
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