Misionologia 26
Continuación de las grabaciones magnetofónicas de las clases de Misionología
Eso que a nosotros nos parece ficticio, se convirtió durante más de un siglo en parte de la identidad. El que descendía de Roma, estaba descendiendo a la cristiandad. El emperador defendía a la cristiandad, y viceversa. La Iglesia debía legitimar al emperador, y también al orden romano. Por eso somos cristianos católicos y romanos. Nace también el credo por esos años.
¿Qué pasa cuando cae Roma? Cuando luchar por la eternidad de Roma significa luchar también por la eternidad del cristianismo. Como ven eso supone una tremenda crisis dentro del cristianismo. Además también hay que deducir, o hay que intuir, que si ser cristiano entre comillas, era algo fácil. Las cuestiones doctrinales, las cuestiones sacramentales, las cuestiones litúrgicas, se convirtieron en un tema de bastante confusión, y contradicciones. Los grandes Concilios, las grandes luchas contra la erigía, datan de ese tiempo. La cristiandad se ha confeccionado en término políticos, y ¿Qué pasa con toda la cuestión religiosa?
Llegamos a la caída del imperio romano, y desaparece la mitad de esa identidad forzada, que se había implantado a través del oficialismo. Eso se traslució en cuestiones muy cotidianas, y una de las cuestiones más importantes, fue que desapareció de todas esas zonas invadidas. Desapareció la presencia romana propiamente dicha. Desapareció el ejército romano, y desapareció la institucionalidad romana.
Los bárbaros tal y como la palabra lo indica, no tienen una tradición cultural propia. Lo bárbaros son fruto de las conquistas que ellos mismos han llevado a cabo, son pueblos nómadas que asimilan las tradiciones culturales de los lugares a los que conquistan.
Cuando se produjeron las distintas oleadas a lo largo del siglo V de invasiones bárbaras, distintas zonas del imperio romano, son ocupadas por los bárbaros, y de ella desaparece la romanidad ¿Qué sucede con los cristianos de todas esas zonas? Cae la eternidad de Roma, desaparece el orden romano, y aparece la guerra, el hambre y la crisis, de la mano de los pueblos bárbaros. La guerra siempre suscita hambre, crisis, adversidad.
Los únicos que se quedaron en las zonas de peligro, fueron aquellos que originalmente habían estado vinculados a las comunidades monásticas. Y que con el paso de los años, habían sido solicitados para desempeñar el cargo de Episcopado. Es decir los cristianos que han fomentado la vida monástica, y que son aquellos que han salido a evangelizar y a llevar a cavo la misión del cristianismo, aquellos que han salido a evangelizar. A pesar del contexto siguen viviendo desde la radicalidad del evangelio, y siguen anunciándolo. De esas experiencias son solicitados algunos miembros para el cargo de obispos en muchas zonas límites del imperio, junto a aquellas zonas que ahora son invadidas años después.
Si durante la segunda mitad del siglo IV, los monjes son encarnados en la radicalidad cristiana, durante la primera mitad del siglo V, y durante todo el proceso que dura la invasión de los pueblos bárbaros, los obispos son los que encarnan la radicalidad cristiana. Y ofrecen a los cristianos un modelo de permanencia, y en la adversidad. Los únicos que quedan son los Obispos, que efectivamente eran los líderes de las sedes episcopales, es decir de las comunidades del momento.
Los obispos se convirtieron, en algo así, como los protectores de las poblaciones arrasadas por los bárbaros. Tanto es así, que de protectores pasaron a ser administradores de los bienes. Pasaron a ser prácticamente, la única autoridad en el lugar.
Los bárbaros que llegaban a invadir, sabían perfectamente que si atacaban, la figura del episcopado, no solo abrían provocado mayor desestabilización, sino que además provocaban un descontento generalizado por parte de la población. Es decir no solo habían invadido y terminado con el orden romano, sino que además podían poner en peligro, el orden cristiano.
Los bárbaros que conocen esta situación, aprenden del episcopado la continuidad de las características del orden romano. Ellos no traen una propuesta estructural. Ellos no traen una propuesta de gobierno. No traen una propuesta institucional. La aprenden de lo que encuentran en el lugar, y lo que encuentran principalmente es la autoridad cristiana.
La reflexión seria, que nos diéramos cuenta, de que efectivamente una vez más, en medio de lo que propone el sistema, el contexto, los cristianos revierten la situación. Radicalizan su modo de vida, desde la permanencia, en medio de la adversidad, y siguen anunciando el Evangelio.
Andrés Arbulú Martínez
Registro automático