Misionologia 31
Continuación de las grabaciones magnetofónicas de las clases de Misionología
Historia de la Evangelización de América Latina.
La historia de las misiones, no simplemente es un grupo de sacerdotes o religiosos que van a otros países para predicar. Se trata de cumplió el mandato de Cristo.
Por tanto este es un principio teológico fundamental. Cualquier hombre, todo hombre, toda cultura debe recibir el mensaje de salvación. Y así lo entendieron los apóstoles. Se hubieran quedado en un ambiente amigable, en una especie de club de amigos. Evidentemente no hubiesen cumplido el mandato del Señor.
El Evangelio no está atado a ninguna cultura, a ninguna civilización, en otras palabras, está abierto a cualquier ambiente humano.
En Jesucristo hay dos aptitudes, dos momentos que son la esencia de su misión salvadora. Es la Encarnación y la Redención. Son ideas muy prácticas, también para nuestro modo de actuar.
Cristo para poder redimir a los hombres, se encarna. El Verbo se encarna, y en un momento posterior, con su pasión y muerte, Cristo redime. Si Cristo, no se hubiese encarnado, como dicen los padres de la Iglesia antigua, entonces nuestra realidad humana no hubiese sido asumida en esta misión redentora. De otra manera teológica, explica:
Lo que no se asume, no se redime. Si yo pongo la levadura a un metro de la masa de harina, o a 5 centímetros, el caso es el mismo. No tenemos pan, porque falta la levadura insertada en la masa para poder fermentarla. De igual manera. El Evangelio, si no se inserta en una cultura, no va a penetrar esa cultura, sino se va a quedar ajena a ella.
¿En que consiste la Encarnación de Jesucristo? Para llegar a cosas muy concretas. Jesús de Nazaret, se hace hombre, en una determinada región de la tierra. En un marco geográfico limitadísimo. Palestina del siglo I. palestina tenía determinadas costumbres. Algunas costumbres las va a adquirir por la invasión romana. Es decir tenemos otro rasgo de la Encarnación. Cuando Cristo nace, Palestina es tierra ocupada, es provincia de imperio romano. Por tanto la Encarnación va tocando realidades muy concretas. Realidad geográfica, la realidad lingüística. Cristo no habla griego, no habla latín. Habla arameo o hebreo. En todo caso en términos más generales. Incluso cuando los evangelistas quieren darnos un toque muy personal del lenguaje de Cristo, ponen las palabras “ABBA, padre, papá” y también por ejemplo “Talitacum” (levántate niña) no ponen la versión griega, sino la hebrea.
Cristo tiene ante sí, una geografía que no puede cambiarla. Calor en el verano, frio en el invierno, sequedad, aridez. Es desierto. Todo ese ambiente que llamaos la geografía de Palestina. Por tanto, esa encarnación está también puesta como consigna para el apóstol, el misionero real tiene que encarnarse en esa nueva situación que se le presenta. No va a poderla cambiar de un porrazo. Aun más va a tener que asumir esta realidad como suya. Y es difícil porque nosotros sabemos actuar inconscientemente desde nuestros propios parámetros.
San Francisco Javier, cuando llega al Japón, se pone en contacto con los Bonzos. San Francisco Javier viene de un ambiente culto, europeo, el se gradúa en Paris. La Sorbona. Pero cuando llega al Japón, se encuentra con una realidad muy distinta. Y le pregunta a un bonzo, ¿Por qué escriben de una manera tan complicada?, ¿Por qué escriben de derecha a Izquierda? Y le responden. Y ¿Por qué ustedes escriben de manera tan rara? Ahí, comprendió Javier, que tenía que adaptarse, si quería ser realmente un eficaz apóstol. Comenzó como bebito a aprender desde el comienzo la lengua. Esto es encarnación. Encarnarse en el ambiente que se va a trabajar.
Algunos misioneros del siglo XVI, comprendieron esto. Muchos comprendieron, otros no. Querían como forzar a los nativos a que asumieran totalmente una cultura que no era la suya.
El padre José Acosta, que comprendió desde que llegó a costas peruanas, que su tarea era la encarnación. Es decir completamente aprender quechua. Completamente en la realidad de los indígenas, y no tratar de cambiar todo de golpe, sino ver aquellas cosas que ciertamente necesitaba un cambio. Y ese es segundo punto la redención.
Andrés Arbulú Martínez
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