Doctrina Social de la Iglesia 01
Definición de la Doctrina Social de la Iglesia
Los elementos esenciales que describen y definen la naturaleza de la doctrina social se presentan de este modo: La enseñanza de la Iglesia se origina del encuentro del mensaje evangélico y de sus exigencias éticas con los problemas que surgen en la vida de la sociedad.
Esta definición de lo que es la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) encierra los elementos centrales de su naturaleza: el encuentro entre el Evangelio y la realidad social. Si es que la DSI está compuesta por estos elementos centrales, es porque tiene como finalidad: “analizar las realidades sociales, pronunciarse sobre ellas y dar orientaciones para la justa solución de los problemas derivados de ellas”. De ahí que se pueda decir que la DSI es un modo de conocer, interpretar y transformar la realidad social originada en el Evangelio, teniendo a la Iglesia como sujeto (“El sujeto es toda la comunidad cristiana, en unión y bajo la guía de sus legítimos pastores”). Más allá del fin señalado, que constituye el objetivo principal de la DSI, ella está orientada como fin último: “al desarrollo auténtico del hombre y de la sociedad, que respete y promueva en toda su dimensión la persona humana”.
Al referirnos como objeto de estudio a la DSI debemos especificar cuidadosamente a qué nos estamos refiriendo, por ello: “es necesario distinguir siempre la doctrina social oficial de la Iglesia y las diversas posiciones de las escuelas que han explicado, desarrollado y ordenado sistemáticamente el pensamiento social contenido en los documentos pontificios”
Ambos niveles no son independientes, están en permanente interacción. La intervención del Magisterio, pontificio o episcopal, en función de su misión docente mediante los documentos de la doctrina social oficial de la Iglesia, realiza un balance del proceso de reflexión de las diversas escuelas sobre la DSI al momento de realizarlo, estimulándolas, a su vez, a continuara profundizando en la explicación, desarrollo, y ordenamiento sistemático del pensamiento social de los documentos pontificios y episcopales.
Hay quienes denominan doctrina social católica a la disciplina académica desarrollada por las diversas escuelas sobre la base de la doctrina social oficial de la Iglesia. Distinguiéndola de esta, a la que se denomina simplemente Doctrina Social de la Iglesia (DSI). Ambas tienen en común el mismo objeto material, el cuál es considerado según una idéntica perspectiva formal. Se distinguen por el sujeto epistémico. En el caso de doctrina social católica es el teólogo, quien en fidelidad a la Iglesia y dentro de su seno, habla según su propia autoridad. Entretanto, el sujeto epistémico de la DSI es oficialmente la Iglesia, quien se pronuncia según la autoridad de la misión evangelizadora recibida de Cristo.
Cuerpo doctrinal de la Doctrina Social de la Iglesia
Documentos constituyentes de la Doctrina Social de la Iglesia.
A partir de la aportación valiosísima de León XIII, enriquecida por las sucesivas aportaciones del Magisterio, se ha formado ya un “corpus” doctrinal renovado, que se va articulando a medida que la Iglesia, en la plenitud de la palabra revelada por Jesucristo y mediante la asistencia del Espíritu Santo, lee los hechos según se desenvuelven en el curso de la historia.
La DSI encuentra expresión a través de diversos documentos, ya sea de carácter episcopal o pontificio. Entre los documentos pontificios, las encíclicas son cartas que en la Iglesia son dirigidas por el Papa a los obispos como colaboradores inmediatos, a los fieles cristianos de todo el mundo, e incluso a todos “los hombres de buena voluntad”, para que circulen entre ellos. Las encíclicas son nombradas por sus palabras iniciales, elegidas con especial atención, porque destacan los rasgos y temas que ellas tratan.
Las encíclicas son los documentos de la mayor autoridad del Magisterio ordinario de los Papas; no son el único, pero sí el más abundante medio utilizado por la DSI pontificia. El autor de una encíclica es el mismo Papa, siendo común que se rodee de colaboradores y redactores en la selección de temas, redacción de contenidos, etc. En razón del origen lingüístico de los asesores pontificios, el idioma original de la redacción de una encíclica puede ser cualquiera, sin embargo, el texto oficial aparece en latín.
Junto con las encíclicas, hay también otros documentos junto con ellas que conforman el núcleo de la DSI pontificia. Entre ellos se encuentras los documentos conciliares, sinodales, de las diversas congregaciones romanas, y documentos papales que no siendo encíclicas abordan también temas propios de la DSI.
Carácter doctrinal de la Doctrina Social de la Iglesia.-
Se observará ante todo que en ellos se usan indistintamente los términos “doctrina social” y “enseñanza social de la Iglesia”. No se ignoran los matices que cada uno de ellos encierra. Sin embargo, ambos expresan la misma realidad. El uso indistinto de ambos términos en el Magisterio social de la Iglesia, tanto en el solemne, como en el ordinario pontificio y episcopal, sirven para indicar la equivalencia recíproca de los mismos.
Aunque el texto citado del documento del Congregación para la Educación Católica afirma ser indistinto en el magisterio pontificio y episcopal, el uso de los término “doctrina” o “enseñanza” para referirse a un mismo magisterio social, la presencia en los documentos de denominaciones diversas para lo mismo, manifiesta una forma de afrontar la misma realidad desde distintos ángulos, y expresa la polémica en torno al carácter doctrinal de la DSI.
La polémica se origina en la medida en que, como dice Juan Carlos Scannone, muchos entienden como Hoffe el carácter de doctrina de la siguiente forma:
Según Hoffe lo propio de una doctrina es su pretensión de la verdad y que esa verdad puede ser fundada y demostrada de tal modo que sus afirmaciones se articulen según la relación sistemática.
Frente a esta concepción cerrada de doctrina, está la realidad de ser esta una enseñanza orientada esencialmente a la acción, y por lo tanto permanentemente abierta a las situaciones nuevas. El que se afirme que la DSI es un conjunto doctrinal orgánico, no puede significar entonces afirmar que pretenda realizar una exposición sistemática de la vida social de modo científico. La unidad orgánica de conjunto que se da entre los diversos documentos de la DSI están en que todos ellos:
Están inspirados por la fe cristiana, se basan en los mismos principios derivados de ésta, son el resultado, como se ha indicado, de aplicar esta fe a las situaciones sociales cambiantes motivo del documento y abarcan las cuestiones sociales relevantes en cada época.
Por estas razones nos podemos referir a la DSI como un “conjunto doctrinal orgánico”. Por eso el texto citado al inicio de esta sección, de la Congregación para la Educación Católica, da por superada la polémica suscitada en torno al tema.
Nivel de afirmación de los textos magistrales.-
Buscamos ahora referirnos a las características de los documentos constituyentes de la DSI pontificia de cara al asentimiento que a ellos deben los fieles cristianos. Juan Pablo II, al inicio de la Centesimus Annus, situando esta carta encíclica en continuidad con el magisterio social de sus predecesores, afirma:
Es superfluo subrayar que la consideración atenta del curso de los acontecimientos, para discernir las nuevas exigencias de la evangelización, forma parte del deber de los Pastores. Tal examen, sin embargo, no pretende dar juicios definitivos, ya que por sí no atañe al ámbito específico del Magisterio.
Nos preguntamos ¿cómo debe entenderse esta afirmación de Juan Pablo II?, pues no puede pensarse que pretenda quitar autoridad a la DSI. Ya anteriormente, aún antes del Concilio Vaticano II. Pío XII, afirmaba que: “las enseñanzas contenidas en las encíclicas, son enseñanzas del Magisterio Ordinario” no gozando por tanto de infalibilidad. En lo que respecta a la DSI esto se entiende porque, cuando se refiere a ella el magisterio de la Iglesia no se sitúa en el nivel doctrinal, sino en el nivel pastoral. Así se constituye un magisterio auténtico, pero no infalible.
Sin embargo, por su misma naturaleza, los documentos de la DSI contienen diversos tipos de afirmaciones. Así como se encuentran en documentos de alcance universal, recomendaciones de carácter particular, sin capacidad por ello de obligación absoluta, se encuentran también todo el campo de las reflexiones fundamentales, de los principios y criterios, contenido principal de la enseñanza social de la Iglesia, el que se imparte en nombre del Evangelio y de la fe. “La Iglesia, experta en humanidad, ofrece en su doctrina social un conjunto de principios de reflexión, de criterios de juicio y de directrices de acción. Los principios de reflexión, ocupan la posición principal, ya que fundamentan los criterios para emitir un juicio sobre las situaciones, las estructuras y los sistemas sociales. Los principios de reflexión y los criterios de juicio, inspiran directrices de acción.
Se comprende entonces que la DSI de acuerdo a su propia estructura epistemológica, partiendo de elementos permanentes, contiene también elementos contingentes, como el juicio sobre los acontecimientos, al cual se refería Juan Pablo II en el texto antes citado. Respecto a la obligatoriedad de la DSI decimos con Scannone que: En la DSI se dan distintos niveles de afirmación y, en consecuencia, de obligatoriedad. La lectura de los documentos de DSI exigirá, por tanto, el discernimiento atento de los elementos permanentes de los contingentes de cara a su praxis.
Andrés Arbulú Martínez
Registro automático