El sidecar: historia y tipos
Seguro que muchos han oído hablar de los sidecar. Algunos, incluso, quizá hayan tenido la oportunidad de subirse a este clásico del motociclismo mundial, auténtico objeto de culto entre los amantes de las dos ruedas. Entre los tipos de moto, es de las más características. La palabra sidecar, de origen inglés, significa "carro al lado".
La historia del sidecar se remonta al siglo XIX y fue, durante mucho tiempo, símbolo de poder económico. Fue a finales de 1800 cuando surgió esta idea de acomodar a un segundo, e incluso a un tercer pasajero, en los primeros tipos de moto, más parecidos a una bicicleta que a las motocicletas a las que estamos acostumbrados.
En menos de un siglo, este híbrido ya estaba rodando por las principales rutas europeas. Eso sí, sus principales compradores eran miembros de las clases acomodadas.
Los materiales con los que se elaboraban se fueron transformando. Si bien al principio eran de mimbre para que fueran más ligeros, con el paso de los años, se hicieron de madera y acero.
En su evolución, se buscó también que fueran cubiertos para que pudieran ser utilizados por todo tipo de personas. Hasta entonces no era habitual que a estas motocicletas se subieran ni mujeres, ni niños.
Pero fue la Primera Guerra Mundial el acontecimiento histórico que dio el espaldarazo definitivo a este vehículo ya que era una solución perfecta y mucho más económica que otros medios de transporte para llevar tanto personas como carga.
La Segunda Guerra Mundial fue cuando Alemania comenzó a producir este tipo de motos con sidecar. Aunque los primeros modelos estaban pensados para el público general, enseguida comenzaron a ser utilizados por el ejército y por las fuerzas del orden.
Incluso la famosa casa BMW empezó a fabricar su versión con sidecar. Uno de sus modelos, con suspensión telescópica delantera, era considerado un verdadero vehículo de guerra.
Mientras, en Italia se desarrolló también este vehículo, con la firma Gilera Marte; en Inglaterra, con las BSA y las Norton; en Estados Unidos, con los Indian y Harley Davidson; en Japón, con sus RT 97 y en la entonces URSS, con las IMZ M-72. Su enorme versatilidad, capacidad y fuerza la convirtieron en un vehículo perfecto para ser empleado desde distintos frentes y sobre todos los terrenos: helados, barro, nieve, tierra, lagos, etc.
Aunque los ingleses reivindican su autoría, hay otra versión, procedente de los franceses, que asegura que fue en su país donde nació este curioso vehículo. Según la historia que manejan los galos, el sidecar nació al otro lado de los Pirineos gracias a un concurso convocado por un periódico en 1893 y que ganó el suboficial Bertoux.
Su propuesta era la implementación de una tercera rueda paralela con un asiento supletorio. En su tierra, obtuvo mucha aceptación porque, a diferencia de la versión inglesa, el ocupante estaba a salvo de inhalar el humo del tubo de escape.
Después de la Segunda Guerra Mundial, su producción cayó. De hecho, se hacían menos de la mitad de unidades y, en pocos años, se dejaron de fabricar para su venta.
Si sos un apasionado de estos vehículos y te gustaría adquirir alguno para tu colección, no te olvides de los siguientes consejos: el sidecar se conduce de manera diferente. Debemos tener en cuenta dónde se concentra el peso en la moto ya que el centro de gravedad no va a estar en el vehículo, sino próximo a ella.
Como tiende a irse hacia la derecha, hemos de compensar esta fuerza utilizando la técnica del contramanillar. Al tomar las curvas, debemos saber que es diferente si doblan hacia la derecha o hacia la izquierda. Si llevamos a dos acompañantes, el que tenga mayor peso será quien vaya en el sidecar.
Son pequeños trucos de vital importancia si querés tener una conducción agradable con este vehículo que sigue haciendo de las delicias de los nostálgicos y de los amantes de las dos ruedas.

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