Myanmar es único
Viajar a Myanmar (antigua Birmania) supone una experiencia única por ser un paraíso aun por explotar, un país sorprendente y auténtico. ¡Sin duda, merece la pena ir! Myanmar, debido a su situación política se ha aislado en gran medida del resto de Asia y el mundo, siendo un sitio poco turístico y es precisamente, por esta circunstancia que lo hace tan especial, ya que en gran parte sus tradiciones son intactas, constituyendo un lugar autóctono incluso hermético a los cambios que se producían en el resto de Asia.
Debido a lo expuesto anteriormente, aun mucha gente se cuestiona si visitar este país es recomendable, ya que en 1996 se trató de alejar el turismo intencionadamente, pero las cosas ya han ido cambiando en la actualidad. Esos cambios se pueden ver especialmente en la creciente explotación hotelera así como otras infraestructuras turísticas.
Debemos sin duda ser precavidos e informarnos de las zonas a las que el turista no debe ir, pero mi recomendación sobre la visita a Myanmar después de mi paso por allí es absoluta. Para mi fue una sorpresa detrás de otra, cada paso en el que me adentraba en el país, me hacia crecer la emoción de estar ante la máxima autenticidad de sus gentes, un sitio distinto a todos los que había conocido hasta entonces.
Al aislamiento político se le suma las grandes barreras de montañas y densa jungla que le rodean. Una vez que uno aterriza a este lugar, no para de tener la sensación de haber viajado en el tiempo o incluso haber llegado a otro planeta, por lo distinto al resto de países asiáticos. Tu paso por este país será uno de esos recuerdos imborrables en tu mente, tanto por los paisajes con encanto como la hospitalidad de la gente. Una de las más originales naciones de Asia, una experiencia que sin duda vale la pena vivir.
Myanmar, es uno de los lugares más genuinos y cautivadores del mundo, es como estar soñando despierto inmerso en un cuento, viajar al pasado y sentir la historia. Es como si el tiempo se hubiese detenido. Sin duda, es un país fascinante con las tradiciones intactas. En Asia, por ejemplo, son los únicos que aun mantienen la tradicional vestimenta o se pintan el cuerpo con tanaka como protección solar. Tanto los colores como los olores de este país hacen que el visitante se transporte a otro tiempo.
Hay una serie de destinos obligados para conocer Myanmar, desde Mandalay con las villas reales en sus alrededores (donde yo os puedo recomendar el alojamiento que elegimos para las 3 noches que pasamos y nos dejó un buen sabor de boca, un hotel con mucho encanto y un trato excepcional, Golden Hotel Mandalay, seguro que no te defrauda), Bagan, Amarapura y Yangón, la capital actual.
En Yangón, su mayor atractivo está en la Pagoda Shwedagon, una de las maravillas del mundo, para los budistas el sitio más sagrado con auténticas reliquias de Buda y su cúpula hecha a base de oro puro. Existen más monumentos que visitar en la ciudad así como mercados donde perderse.
En Bagan, hay multitud de templos con gran importancia arqueológica donde grandes esculturas de Buda descansan. A cada paso nos podemos encontrar con monjes budistas que viven de la caridad paseando por la zona plagada de templos sin casi espacio entre sí, algo que puede llegar a ser abrumador.
Lo que he sentido viajando por Myanmar es una pasión especial, en todo momento se siente la magia, la gratitud que muestran los locales hacia los turistas con su gran carácter comunicativo, los increíbles paisajes, hicieron que pensara que había acertado plenamente con la decisión de viajar allí.
http://golden-hotel-mandalay.com/
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