Auto-observación de sí en el trabajo interior
El trabajo interior es la conquista del ser humano por sí mismo y se lleva a cabo a través de la auto-observación psicológica.
El sentido de auto-observación se encuentra latente en todos los seres humanos, y aunque al principio el uso de este sentido pueda resultar mas o menos difícil, con la práctica se desarrolla para permitirnos contemplar las vastas regiones de nuestro mundo interior y aprender a movernos conscientemente en nuestro propio país psicológico.
Así como la ciencia se fundamenta en ‘lo observable’, el trabajo interior se fundamenta en lo ‘auto-observable’. Nuestro mundo interior es mucho mas extenso y complejo de lo que al principio podemos imaginar. En él habitan multitud de personajes, elementos subjetivos, que no son otra cosa que ‘yo mismo, ‘sí mismo’ y que cuando pueden se expresan a través de nuestro organismo. Estos personajes psicológicos, estos ‘yoes’ piensan con nuestra cabeza, caminan con nuestros pies, hablan con nuestra lengua, miran al mundo con nuestros ojos y consumen constantemente nuestras energías vitales… Son ‘yo mismo’ en el espacio psicológico: eso que piensa, siente y actúa.
En nuestro mundo interior amamos, odiamos, confiamos, desconfiamos, sospechamos, tememos, planeamos, etc... Es donde vivimos realmente; el mundo exterior no es más que la proyección del mundo interior.
La doctrina de la ‘pluralidad del yo’ puede parecer algo descabellado para muchas personas; para otras puede ser una teoría mas o menos plausible, pero para quienes han desarrollado el sentido de auto-observación, es una realidad tan clara y patente que no necesita demostración.
Nuestro país psicológico está formado por multitud de comarcas, barrios o zonas de muy diversa especie y, al igual que ocurre en el mundo exterior, hay zonas mas refinadas, donde reina la felicidad, y otros lugares donde habitan otra suerte de personajes (‘yoes’) mas peligrosos y negativos. Con la auto-observación de sí mismo podemos conocer en que lugar del país psicológico estamos en cada momento. Muchos estados negativos o depresivos se producen cuando entramos en zonas poco recomendables de nuestro mundo interior. Muchas decisiones equivocadas en la vida se toman precisamente por la nefasta influencia de elementos (‘yoes’) ubicados en antros de violencia, celos, ambición, etc. de nuestro espacio psicológico.
El gnosticismo universal nos enseña que el trabajo interior tiene tres factores perfectamente definidos: eliminación de nuestros defectos psicológicos, transmutación de las energías y trabajo en bien de la humanidad. A medida que el sentido de auto-observación se desarrolla podemos verificar directamente los progresos que cada uno de estos tres factores opera en el espacio psicológico y así aprendemos a manejar de forma voluntaria las fuerzas y energías latentes que todos poseemos pero que de las que normalmente no somos conscientes.
No se debe confundir el trabajo interior con algún tipo de terapia o sistema de auto-ayuda. Este trabajo es para aquellas personas que anhelan su auto-realización interior.
El ‘Ojo de Horus’ de la iconografía egipcia, así como el ‘Ojo dentro del triángulo’ de la masonería, no son sino una representación del sentido de auto-observación con el cual el ser humano vigila su propio espacio interior, el ‘sí mismo’, el ‘yo mismo’; siempre al acecho de cualquier elemento subjetivo con el propósito de descubrirlo y posteriormente eliminarlo de su naturaleza.
Conocerse a sí mismo es conocer nuestro mundo interior, y esto solamente es posible activando el sentido de auto-observación psicológica.
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