Si los valencianos fuésemos negros votaríamos al Ku Kus Klan
por Josele Sánchez
A pesar de mi absoluta discrepancia con el resultado electoral obtenido por el Partido Popular en los recientes comicios autonómicos que a lo largo y ancho de la vieja España han venido a dar un éxito arrollador a esa derecha que nunca acabará de centrarse, lo cierto es que se trata de una consecuencia lógica, de un voto de castigo racional contra el PSOE por parte de una extraordinaria mayoría del electorado español, de un voto contra su pésimo manejo de la crisis, de un voto muestra del hartazgo hacia un modelo de gestión incapaz y desesperante que ha agotado la paciencia, incluso, de los propios votantes socialistas. Hasta aquí, digo, todo correcto o, al menos, todo racional; racional que no reflexivo ¿alguien conoce, de verdad, qué hará de diferente el PP con los cinco millones de parados…?, todo racional tanto en cuanto el electorado ha votado si no con el cerebro si, al menos, con las vísceras pero ¿quién dijo que se exigiese un coeficiente intelectual determinado para ejercer el derecho al voto?: la bilis suele ser elemento de juicio político más que suficiente y si alguien duda de ello no tiene más que ver, cualquier día, los debates de Intereconomía o de Veo Televisión. Empero lo que no acabo dd comprender es el éxito arrollador del PP de Francisco Camps en la Comunidad Valenciana. Al Molt Honorable President le espera un calendario judicial de lo más comprometido pero eso no ha mermado la confianza del pueblo valenciano en su gestión. Orange Market, la franquicia valenciana de la trama Gürtel, que obtuvo más de siete millones en contratos públicos de la Generalitat Valenciana y que "presuntamente" pagó los trajes de Paco Camps por lo que se encuentra en espera de juicio por "cohecho pasivo impropio" (soborno, aunque pequeñito, para que no nos perdamos en términos judiciales) sólo le ha costado al PP valenciano un 3,64 % de los sufragios o, lo que es lo mismo, poco más de cincuenta mil votos. Y no es el único exponente de lo bien que le ha salido al Partido Popular de la Comunidad Valenciana sus imputaciones en corruptelas. Sonia Castedo, la flamante alcaldesa pepera de Alicante incrementa en más de oncemil votos su candidatura pese a su imputación en el caso Brugal –la otra gran movida de corrupción del PP valenciano-. Y suma y sigue… por poner otro ejemplo, Mónica Lorente, también imputada en el caso Brugal, en Orihuela, consigue casi setecientos votos más que en las pasadas elecciones. No sé, a mi me parece que es algo así como si los judíos alemanes dieran mayoritariamente su voto a Adolf Hitler o como si se aceptase de buen grado la corrupción (modelo PRI mexicano) y un planteamiento de "ya que me ha de robar alguien que lo hagan estos que ponen puentes con flores, traen la Formula 1 o hacen aeropuertos maravillosos aunque no tengan aviones…"· De verdad pienso que, si lo valencianos fuésemos negros votaríamos al Ku Kus Klan
Registro automático