La necesidad cada vez más urgente del Desarrollo Sostenible
El presente artículo, es una luz al final del túnel en la perspectiva del desarrollo contemporaneo de la humanidad, una opción dirimidora entre una visión desarrollista y otra conservacionista. Incide en los alcances, fundamentos y perspectivas del desarrollo sostenible, como una gran alternativa en la era industrial, que provoca fuertes impactos ambientales todos los días. Veremos que los atributos de este modelo son bastante promisorios tanto coyuntural como estructuralmente.
Los procesos de desarrollo, de por sí exigen una lectura e interpretaciones bastante complejas, ya sea por la abigarrada realidad de la condición humana y cultural o, por la dicotomía existente entre los ríos de pobreza y riqueza, que se bifurcan en el mundo entero, cada vez con características bastante dicotómicas. Esta compleja realidad se acentúa más por la creciente diversidad de modelos teóricos al interior de cada disciplina científica.
En el devenir histórico de la humanidad, se han ido sucediendo una serie de modelos en los diferentes ámbitos de las disciplinas sociales y humanas, con principal énfasis en el desarrollo económico, constituyéndose éste en el hilo conductor del caminar social. En esta perspectiva, en los últimas décadas ha surgido una corriente que paulatinamente se ha ido abriendo paso, para anunciar su presencia y quedarse quizá por el resto del tiempo de vida, que le queda a la humanidad en el planeta tierra, hasta que otros vientos paradigmáticos del desarrollo cobren vida, en función al contexto sociocultural y económico del desarrollo humano.
El desarrollo sostenible centra su atención en la satisfacción de las necesidades de la humanidad en el presente, sin afectar los intereses de las generaciones futuras para satisfacer las suyas. Remarca que los aspectos ambientales, sociales y económicos están profundamente interconectados; siendo así, las decisiones en términos de políticas públicas, deben incorporar cada uno de estos aspectos para lograr su efectividad en el tiempo.
Este modelo de desarrollo en los últimos años ha provocado un inusitado interés, en los analistas económicos y sociales, sobre todo en el marco de los espacios de poder político, ante la cada vez más notoria deterioro del medio ambiente, amenazando la existencia de las futuras generaciones de la humanidad, por el peligro que conlleva el crecimiento acelerado de la industria desmesurada.
El debate sobre esta temática surge en los primeros años de los 70, tras la publicación del libro Los Límites del Crecimiento por D. H. Meadows; extendiendo la discusión e involucrando a otros muchos autores en aquel entonces. La discusión giraba en torno a: Si el crecimiento económico conducía sin remedio a una degradación medioambiental y a un colapso social en gran escala. Después de mucho trajinar, se llegó a la conclusión de que el desarrollo económico puede ser sostenido ilimitadamente, siempre que fuera modificado para tener en cuenta su dependencia en última instancia con el medio ambiente.
En los claustros académicos, se esgrime que, el año 1977 el World Conservation Strategy, utiliza por primera vez el concepto de Desarrollo Sostenible, el término hacía referencia a un crecimiento económico susceptible de satisfacer necesidades de nuestras sociedades en términos de bienestar, a corto, mediano y largo plazo; asimismo señalaba la hipótesis de que el desarrollo debe responder a las necesidades del presente pero sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras.
El Desarrollo sostenible no tiene una concepción única, desde un punto de vista de exactitud en su definición; en la actualidad sus características permiten que se mueva de múltiples formas y definiciones, por ejemplo: Desarrollo endógeno, local, sostenible, a escala humana, etc. que provoca una fisonomía múltiple y al mismo tiempo hacen muy diferentes los objetivos a alcanzar por los diversos agentes sociales y/o militantes de esta corriente del desarrollo, cada uno desde su óptica específico-particular.
En todo caso, el Desarrollo Sostenible valora la vida humana en si misma, consecuentemente tiene a la persona, hombre-mujer, como el centro y sujeto fundamental del desarrollo. Por lo tanto, debe posibilitar que todos los seres humanos, de manera individual y colectiva, logren sus capacidades de manera plena y en todos los aspectos de la vida social-económico-cultural y político, en procura de satisfacer todas sus necesidades o propender su búsqueda, con el propósito de lograr cambios personales, sociales, comunales y nacionales; pero, con la salvedad de no comprometer a los nuevos habitantes del planeta tierra, y su entorno social y natural.
Julio Alvarez
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