Saber escuchar a nuestro cuerpo
Confesándonos nuestros deseos y agobios, nuestros sentimientos y nuestras presiones, nuestro cuerpo es la parte de nosotros que mejor nos conoce y mejor nos informa. Pero para ello debemos saber atenderlo, o sea saber escucharnos de verdad.
Desde que nacemos nos habla constantemente, aunque no lo escuchemos siempre. Nos revela cuando tenemos hambre, sueño, sed, calor..... igualmente con los sentimientos, nos dice cuando sentimos amor, alegría, odio... Antes de que nuestra mente se dé cuenta de que algo ocurre lo hace nuestro cuerpo. Nuestra mente se ocupa de volver a escribir la historia con sus propios argumentos y siempre está preparada para ello. Al contrario que nuestro cuerpo que no miente nunca, pues si hay algo ilógico en nosotros, es quien nos avisa.
Si sabemos escucharlo nuestro cuerpo puede desvelarnos un malestar psíquico, pero hay que ser conscientes de que el cuerpo y la mente están unidos. Nuestro cuerpo nos transmite, nos revela como nos sentimos, nos da información de nuestro estado de ánimo y de cómo estamos en cualquier circunstancia. Normalmente desciframos mejor en otras personas que en nosotros mismos señales corporales como puede ser caminar cabizbajo, esquivar la mirada... y esto ocurre por que es nosotros no nos vemos caminar, no estamos continuamente frente un espejo para vernos. Es necesario escuchar nuestro cuerpo y tomar consciencia de todo lo que nos ocurre. Pero no sólo hablo de la salud física, que también es muy importante, me refiero a la forma de comunicarnos con nosotros mismos, es decir al lenguaje corporal. Si cambiamos algunos componentes de nuestro lenguaje corporal eso influirá bastante en nuestro estado de ánimo, incluso en nuestra propia valoración.
Conocernos un poco mejor sería notar como responde nuestro cuerpo ante determinadas sensaciones, por ejemplo apretamos los dientes cuando estamos enfadados o andamos cabizbajos cuando estamos tristes, mantenernos atentos a nuestras reacciones y – si nos afecta- esforzarnos para cambiarlas. Es decir, siendo más conscientes de nuestro cuerpo mejoramos la atención que ponemos en la correspondencia entre lo que sentimos, pensamos y hacemos, buscando siempre que sea posible la coherencia.
En el diccionario la palabra somatizar aparece como “Transformar inconscientemente una afección psíquica en orgánica”, a veces las analíticas nos verifican que las molestias físicas que tenemos no son síntomas de una enfermedad física, luego ahí es cuando debemos proponernos o plantearnos la idea de que eso sea una interpretación de que esa molestia física que padecemos sea una molestia psíquica no determinada. Algunas modificaciones emocionales – como el estrés o la ansiedad- pueden afectar a nuestro cuerpo haciéndonos así más débiles ante según qué situaciones. Según la tendencia biológica de cada uno podemos ser más sensibles o no por ejemplo al estrés, pudiendo así nuestro cuerpo reaccionar de alguna manera, por ejemplo trastornos gastrointestinales.
Aunque es cada vez más indudable la idea de que cuerpo y mente están estrechamente conectados, aún nos cuesta admitir que nuestro cuerpo no es “una máquina” a la que tenemos que forzar o controlar si no que es una parte básica de lo que somos. Es “lo que nos” da la oportunidad de conectarnos con nuestro entorno, de expresarnos, movernos. Ser conscientes de nuestro cuerpo es también disfrutar de todo cuanto nos es posible a través de los sentidos. Nuestro cuerpo nos posibilita tener en cuenta cada momento, pese a que en la mayoría de los casos no lo apreciemos o no sepamos cómo hacerlo.
Nuestro cuerpo siempre habla en presente, pero nuestra mente también habla en pasado, recuerda los buenos momentos y también los traumas que nos afectaron. Según los psicoterapeutas el cuerpo tiene un lenguaje y una inteligencia particular. Ya que desde hace siglos se ha visto sólo como un envoltorio o poco más. Traducir el lenguaje corporal es mucho más difícil de lo que nos creemos.
Quizá en lugar de andar buscando soluciones a nuestros males sería más conveniente ser conscientes de que cuerpo y mente están conectados. Para entender el cuerpo hay que entender la mente y a la inversa porque están íntimamente unidos y forman un todo. Por eso con respecto a la relación con nuestro cuerpo, debemos escucharlo atentamente en lugar de querer dominarlo o ignorarlo. Acordarse de que vivimos en nuestro cuerpo y verlo no sólo como una fachada, si no como una parte básica de nosotros unido a los pensamientos y sentimientos. Ser conscientes de nuestro cuerpo nos puede ayudar a crear una relación más íntegra y sensata con nosotros mismos.
La vida de un hombre la hace sus pensamientos. - Marco Aurelio (filósofo romano)
¿Te propones arrastrar de nuevo tu cuerpo por ti mismo?
Vanessa Arjona
Enrique Jimenez , iMprove(publicar en iphone) desarrollo personal
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