El Ser y el Yo
Desde el punto de vista estrictamente gnóstico, un Maestro es el Ser Íntimo de una persona expresándose libremente.
A pesar de que el Ser es la íntima realidad de cada persona, lo cierto es que este nunca o casi nunca se expresa a través de la misma. La causa de este vacío hay que buscarla en esto que llamamos el ‘Yo’.
El Yo y el Ser son dos elementos irreconciliables, inmiscibles, como el agua y el aceite. Cuando el Yo está vivo el Ser permanece ausente. Cuando el Yo muere el Ser puede entonces expresarse libremente a través de la humana personalidad.
Desgraciadamente la mayor parte de la humanidad nos dedicamos casi exclusivamente a cultivar el Yo, manteniéndonos alejados de nuestro auténtico Ser. Este es el origen de la ignorancia y del dolor.
El fortalecimiento del Yo nos aleja cada vez mas de nuestro auténtico Ser y esta es la causa de nuestras desdichas, de las guerras, las rivalidades, las disputas y de todo aquello que de una u otra forma nos complica la vida a cada uno de nosotros y a nuestros semejantes. Cuanto más se robustece el Ego, el Yo, más nos alejamos de nuestro auténtico Ser.
La ausencia del Ser en la humana persona provoca un vacío existencial que intentamos continuamente rellenar con cosas materiales, o bien con sensaciones exteriores. Todo ello en vano, pues nada puede sustituir la ausencia del Ser sino el propio Ser. Este vacío provoca el deseo de lo material, en la falsa creencia de que así podrá llenarse; pero cuando finalmente se alcanza el objeto del deseo, comprobamos que el vacío persiste y entonces se desvanece la ilusión porque el Yo es insaciable.
El Ser interno es algo infalsificable, inimitable. Cuando el Yo pretende imitar al Ser cae en el ridículo mas grotesco, dando lugar al dogmatismo fanático, al tipo mitómano, a una personalidad histriónica y falsa que nada tiene que ver con el Ser real.
El Ser auténtico nunca puede ser esclavo de las circunstancias de la vida. El Ser es siempre libre y soberano de sí mismo. El Yo por el contrario necesita constantemente estímulos externos para poder subsistir, para alimentarse; pero, como el monstruo de los cuentos, cuanto mas come mas hambriento está y nunca se siente satisfecho.
El Ser no es el cuerpo, ni la mente, ni tan siquiera la conciencia, que no son mas que los instrumentos a través de los cuales se expresa. El Ser el es Ser, la realidad que hay mas allá de nuestras opiniones y creencias. El Ser nada tiene que ver con el estatus social, económico o intelectual de la persona. Tampoco debemos confundir al Ser auténtico con algún concepto moralizante del bien o del mal, el Ser es algo universal y no puede estar sometido a las costumbres de una cultura o de una época en especial.
Lo importante en la vida es trabajar para restablecer al verdadero auténtico Ser en nuestro interior. Esto es lo que se llama la “autorealización íntima del Ser”, y este trabajo pasa inevitablemente por la eliminación (gradual y progresiva pero radical) del Yo.
valentinguiaho@hotmail.com
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