Los cinco centros de la máquina humana
El organismo humano es una máquina de extremada complejidad y su funcionamiento se puede abordar desde diversos puntos de vista.
El gnosticismo universal nos enseña que el funcionamiento del organismo humano está basado en cinco centros: intelectual, emocional, motor, instintivo y sexual. Cada uno de estos centros trabaja con su propia energía y tiene su particular ámbito de acción.
El centro intelectual, a pesar de ser el que distingue al ser humano de otras especies animales, es en realidad el mas lento y su ámbito de acción se circunscribe a las actividades de la vida práctica: profesión, estudios, relaciones sociales, etc., pero no tiene la capacidad de conocer las grandes realidades del universo, más allá del límite de las creencias o de las teorías.
El centro emocional es mucho más potente que el intelectual. Las emociones (positivas o negativas) son capaces de provocar estados internos mucho mas penetrantes que los pensamientos y su energía es también mas intensa.
Los centros del movimiento y de los instintos controlan, de forma muchas veces inconsciente, variadas funciones necesarias para la vida que escapan al campo de acción del intelecto y de las emociones.
Finalmente el centro sexual es el que posee la energía mas potente que existe en el universo. Es la única energía capaz de crear vida.
En su estado natural estos centros deberían trabajar de forma coordinada, cada cual con la energía que le es propia, sin estorbarse en el cometido de sus funciones. Desgraciadamente esto no ocurre así en la mayoría de los casos. La actividad del Yo (el Mi mismo) en nuestro interior altera el normal funcionamiento de los cinco centros, provocando el cruce de las energías de unos centros con las de otros. Esto produce en el organismo humano estados negativos como la ansiedad, el estrés, la falta de concentración, etc. resultando de todo ello una variedad de dolencias tanto en el nivel físico como mental.
Solo el Ser puede establecer un correcto equilibrio entre los distintos centros. Cuando cada uno de ellos trabaja con su propia energía y dentro del campo que le es propio el resultado es la armonía y la paz interior, tan escasa en estos tiempos modernos.
Cuando una persona aprende a manejar sus centros de forma correcta, usando para cada uno su propia energía, se establece el equilibrio interior, y este equilibrio nos conduce al despertar de la conciencia y al desarrollo de las capacidades naturales que subyacen en el ser humano.
Estos cinco centros establecen la conexión del cuerpo con la parte anímica y espiritual. Cuando los centros se encuentran en equilibrio esta conexión es fluida, por el contrario cuando los centros funcionan de forma caótica la relación con la parte superior se desconecta y el resultado es la ignorancia, el dolor y la debilidad mental.
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