El misterio de los sueños
Si bien el sueño fisiológico tiene indudables beneficios para el descanso y rehabilitación de las funciones físicas y mentales, también es cierto que la propia experiencia onírica, es decir, las vivencias que experimentamos durante las horas del sueño tienen una importancia intrínseca en sí mismas.
Desde muy antiguo se ha considerado a los sueños como un puente entre el mundo de la materia y el mundo anímico o espiritual. En las antiguas tradiciones y leyendas es habitual que a través de los sueños se reciban informaciones, conocimientos, avisos, etc, así como poder predecir lo que va a ocurrir o comprender de un modo mas profundo aspectos de la vida que en el mundo material solo se pueden apreciar de forma parcial o subjetiva.
Se puede decir que hay, básicamente, tres tipos de sueños. En primer lugar aquellos que solamente son una mera repetición de los actos de la vida cotidiana, tamizados por el simbolismo del subconsciente y presentados por este entrelazados o confundidos entre sí.
Otros tipo de experiencias oníricas son aquellas que provocan un estado de alteración que puede llegar a interferir en las funciones orgánicas del cuerpo y que provocan un estado de ansiedad o sufrimiento mas o menos intenso. Las llamadas ‘pesadillas’ son experiencias donde se expresan los aspectos mas abyectos y tenebrosos del Yo psicológico.
Un tercer tipo de experiencias son los llamados ‘sueños lúcidos’. De estos los hay de muchos niveles, pero por lo común son experiencias agradables donde el alma se mueve de forma desprendida de la materia en lugares habitualmente luminosos y de aspecto paradisíaco.
Lo interesante de todo esto es dar un paso mas allá del ‘sueño lúcido’ y llegar a despertar la conciencia en el mundo de los sueños, denominado ‘mundo astral’. Esto nos permitiría movernos libremente, con plena conciencia del lugar donde estamos, y entrar en contacto con un tipo de conocimiento superior que normalmente permanece desconocido para la mayor parte de la humanidad.
Este ‘despertar’ es algo completamente normal y forma parte de las funciones naturales que posee el ser humano, como el caminar, o el hablar, por ejemplo, pero como por lo común no se ejercita se encuentra anormalmente atrofiada. No se debe confundir el ‘despertar de la conciencia’ con las experiencias obtenidas a través del consumo de alucinógenos u otras substancias psicotrópicas, pues estas no despiertan la conciencia si no, muy al contrario, la sumergen todavía mas en los niveles inferiores de la subconsciencia.
Todos hemos experimentado los sueños, las vivencias oníricas, de una u otra forma, por lo tanto no es difícil entender qué significa este despertar, darse cuenta de lo que se está experimentando y tomar el control de la situación.
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