Fe, creencias y supersticiones
El gnosticismo universal nos enseña que la mente humana tiene tres apartados diferenciados: la mente sensorial, la mente intermedia y la mente interior.
La mente sensorial se nutre con los datos aportados por los sentidos del cuerpo (vista, oído, olfato, gusto y tacto) y los conceptos que elabora están condicionados por ellos. Lo que no se percibe con los cinco sentidos no existe para esta mente. Su carácter es, por lo tanto, eminentemente escéptico y materialista. Esta mente es apropiada para el desempeño de actividades profesionales y las relaciones mas superficiales de la vida práctica.
La mente intermedia alberga todo tipo de creencias, dogmas y supersticiones. Los conceptos que esta mente elabora no están condicionados por los sentidos sino por lo que nos enseñaron nuestros preceptores, lo que nos dijeron o lo que cada uno crea u opine, sin que ello tenga ninguna realidad objetiva.
En la mente interior están contenidas las vivencias de la conciencia. Esta es la verdadera Fe.
Es muy común confundir la Fe con las creencias. Cada persona tiene derecho a creer u opinar lo que quiera de todo, pero esto no es tener Fe. La Fe es la experiencia vivida de la realidad a través de la conciencia. Cuando se pone la mano en el fuego y se quema, no se necesita creer que el fuego quema porque es una realidad. Cuando un niño pequeño se pone de pié por primera vez y empieza a caminar no necesita creer si puede o no puede caminar porque ya lo está haciendo. Cuando una persona despierta su conciencia no necesita creer en lo trascendente porque la conciencia vive la trascendencia de forma natural.
El mundo de las creencias ha cambiado muy poco desde aquellos tiempos en que la gente creía en lo que les decía el brujo de la tribu o el pastor de la congregación. Hoy en día creemos que sabemos muchas cosas porque la ciencia está muy adelantada, pero en este campo el común de las personas seguimos dependiendo de lo que nos diga un reducido grupo de científicos que son los únicos capaces de interpretar el ingente volumen de datos aportados por cualquier experimento científico.
Naturalmente todo esto es ciencia, pero no está al alcance de la inmensa mayoría de la población, el común de los mortales no tenemos la suficiente preparación ni los medios para poder acceder al conocimiento científico directamente y dependemos de que un reducido grupo de expertos publique los resultados en una revista de difusión científica, o en el peor de los casos en un simple artículo periodístico. Lo leemos y ya creemos que sabemos mucho, cuando en realidad, en el interior de nuestra mente, todo se convierte en las mismas creencias de siempre.
Pero lo interesante de todo esto es que los seres humanos tenemos capacidades naturales que pueden desarrollarse y permitirnos la experiencia de lo real para no depender de lo que digan unos u otros. Aunque desgraciadamente estas capacidades no se desarrollan en la vida común.
A muy pocos les interesa el desarrollo integral del ser humano. Es mucho mas fácil y cómodo llenar la mente de creencias, de dogmas y de supersticiones que despertar la conciencia para vivenciar por sí mismos la realidad.
Una mente dogmatizada se siente cómoda en sus creencias, firmemente convencida de que posee la verdad y de que los demás están equivocados. Así surgen las guerras de religión que tanto daño han causado a través de la historia.
Quien tiene verdadera Fe nunca se consideraría a sí mismo como poseedor de la verdad porque la verdad no se puede poseer, se puede vivenciar pero no acaparar para el uso particular y mucho menos para usarla como arma arrojadiza contra los demás.
valentinguiaho@hotmail.com
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