La economía de lo verde.
La mayoría de las administraciones que han gobernado el mundo desde fines de la década de 1970 hasta el día de hoy, han sido incapaces de dirigir la economía de manera que conserven las condiciones del ambiente.
Estos gobiernos han estado demasiado ocupados (comprometidos con intereses) en la tarea de conservar el poder político de su grupo, dejando al “mercado” y al neoliberalismo el trabajo de resolver la creciente crisis ambiental.
Afortunadamente, frente a este nefasto “descuido” se ha venido presentando un crecimiento de diversos movimientos “verdes” en muchos países que han asimilado el problema ambiental con mayor seriedad. Estos movimientos plantean hoy temas políticos y sociales que hace diez años no se atrevían a tocar. Se ha iniciado un debate verdaderamente genuino en torno a las graves condiciones de nuestro planeta.
Lo primero que debemos admitir (sin querer lucir de radical) es que la estructura económica mundial se ha vuelto enemiga del ambiente. La única esperanza es el surgimiento de una sociedad ecológica – que se fundamente en la vida y que preste verdadera atención a la ecología y a las necesidades de los seres humanos.
Debemos organizarnos en torno a este tema e iniciar un movimiento de agitación y acción contra las contradicciones del actual modelo económico mundial y de su naturaleza destructiva de la vida.
Considero que -más temprano que tarde- estos movimientos que se han venido desarrollando en el seno de la sociedad mundial y que han estado dispersos, han de combinarse en una sola y poderosa fuerza política que sea capaz de reformar la economía, la política y la sociedad. Estos movimientos ambientalista separados son débiles ante la fuerza totalizadora de la estructura económica mundial.
Para iniciar este proceso es necesario establecer las siguientes estrategias:
Implantar un movimiento público consciente que sirva de espacio político, donde se organicen los grupos ambientalistas del mundo y desde allí se pueda trabajar económica y políticamente. Un movimiento que se defina a sí mismo en términos de sus aportes al cuidado del ambiente y sus luchas contra la destrucción de la vida. Desarrollar alternativas económicas y ecológicas realmente aplicables (pragmáticas) al mundo de hoy. Indudablemente la ciencia económica es necesaria dentro de la sociedad pero no podemos exacerbar el beneficio económico hasta acabar la vida del planeta. En este sentido, ya han surgido propuesta económica-ambientales tales como las ciudades verdes, producción no contaminante, la silvicultura y demás, Establecer alianzas, en algunos casos, con el poder político establecido y en otros casos asumir la administración del estado, de modo que se puedan situar dentro de los modelos político-económicos, contenidos sustantivos de tipo ecológico. Esto es, utilizar medios políticos para lograr objetivos económicos, sociales y ecológicos.Esta ideas podrían parecer fantasiosas (y tal vez lo sea) pero debemos tener claro y esta es nuestra esperanza que, mientras el planeta se contamina mas, cada día surgen en todo el mundo movimientos ambientalista. Tenemos siempre presente la posibilidad de que la crisis ambiental tendrá un coto y este lo definirá la sociedad. Solo la unificación de nuestros movimientos y el constante choque contra las estructuras políticas y económicas existentes, garantizara la vida en el planeta para las próximas generaciones.
Héctor Escalona Carvajal
Econ. Héctor Escalona
suena utópico, pero entonces a propósito de eso!!!! esa connotación lo hace imperativo, no tenemos alternativa...gracias por contribuir a la difusión de la única doctrina para el futuro.
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